Tele trabajo, Home office, trabajo en casa, todo mundo está hablando de estos conceptos pero al mismo tiempo no estamos entendiendo muy bien la revolución antropológica que estamos viviendo. Digamos que la gran mayoría de las conversaciones en torno al trabajo a distancia se quedan muy laxas y superficiales. Es entendible porque, la comunicación, la tecnología y mente cambian todos los días. El humano, sus herramientas y el trabajo ya no serán los mismo a partir de 2020.
Es importante entender qué es lo que está pasando hoy con el trabajo. Sí, el concepto, que lo rodea, lo que lo incluye y lo que lo implica. Hoy, ayer y mañana. Empezaré por entender lo que pasó ayer en el trabajo. Trabajar es producir riqueza. Es generar actividad. Es la herramienta humana que nos permite desarrollar nuestro talento para realizarnos en cuanto a lo profesional, espiritual y también una forma de transcender. También para otros es una molestia y una materia de infelicidad.
El trabajo con sus procesos y protocolos estables regresará en 2022
Para desarrollar nuestro trabajo necesitamos un lugar, un espacio y en el pasado, en el ayer. Tan sólo apenas hace veinte años. Los espacios del trabajo eran aparentemente limitados. Por ejemplo, un abogado tenía los tribunales, su oficina, los archivos y la biblioteca como los sitios para desarrollar su actividad profesional. Los médicos, por ejemplo, son de las profesiones que tienen muy delimitados sus espacios de trabajo, los quirófanos, los consultorios y las salas de oscilación. Los carpinteros desarrollan su oficio en su talleres o carpinterías.
Hasta ese punto todo era maravilloso. Pero, qué pasa en la actualidad con la pandemia del COVID que se ha explotado la conquista social de los lugares de trabajo. A qué me refiero, que al mismo tiempo estamos trabajando en todos los lugares y en ningún lugar, al mismo tiempo, menos en nuestra estación de trabajo. En el pasado, teníamos el ritual de llagar a saludar, tomar un café sentarnos en nuestra estación de trabajo y comenzar a trabajar. Hoy, desde nuestros dispositivos tecnológicos, comenzamos a trabajar desde que entramos al escusado, cuando pasamos a la cocina, nos postramos en la sala y frente al televisor y a la computadora.
Hemos conquistado muchos lugares y espacios para trabajar. El parque, repito, el escusado, el coche, el transporte, el café, la sala de espera, el gimnasio, la cama, en fin ya cualquier lugar es bueno para trabajar. Es y será imparable. El mismo Donald Trump trabaja todas las mañanas desde su escusado con su herramienta Twitter desde las seis de la mañana.
¿Qué pasará en el futuro? Pues por lo pronto, la crisis laboral, política, sanitaria y económica del Coronavirus terminará después del segundo semestre del 2022. Después de esto la forma de trabajo y sus espacios será diferente. Y su concepción evolucionará por completo. Será otro mundo. Ya nos dimos cuenta que los espacios de trabajo los conquistamos. Que son nuestros.
La clave será capacitarnos para ser realmente productivos con tantos espacios productivos y no caer con tantas distracciones. Lograr un real enfoque. Será necesario encontrar el verdadero valor de contar con una oficina. Que sea el epicentro de crear una comunidad, con identidad de una empresa de un movimientos que se capaz de, al mismo tiempo crear equipos de trabajo que puedan ser dependientes y atinamos con trabajo a distancia. Lograr el equilibrio.
Con equipos, con productividad en su casa y en equipo como grupo de forma digital y análoga. Que se abracen y se toquen pero al mismo tiempo sean productivos y no rutinarios, ni burocráticos, efectivos a la distancia y en situaciones de crisis.
Es un lugar común y quizá un cliché. ¿Con esta conquista social de los espacios de trabajo lograda hasta este 2020 van a desaparecer las oficinas? No. Será necesario el equilibrio. El lugar físico. El espacio ideal que genere cohesión “bonding” una vinculación de equipo entre los equipos de trabajo y en las corporaciones. La parte humana.
El resorte social laboral. Y al mismo tiempo ser efectivos, rápidos y digitales para trabajar en cualquier momento, desde cualquier lugar, de cualquier manera, a cualquier hora, en cualquier plano y en cualquier pantalla. La omni actividad para accionar el trabajo, la felicidad y realización que da trabajar en lo que te apasiona.
Las manecillas del reloj analógico nos recuerdan que el orden y los ciclos nos cuestionan todos los días. Que el origen es destino. La pregunta misma es la respuesta. Depende de cada uno de nosotros entender si somos quien para estar dentro de una oficina, todos los días, o de una forma contante pero híbrida para generar una estabilidad que nos ayude a construir comunidad de grupo. Quizá unas organizaciones los necesitan, quizá otras ya no. La identidad es conocerse a sí mismo como individuo y como organización. Y hacerse preguntas todos los días como un interminable camino que nos permita intentar saber quiénes somos y hacia dónde vamos. Origen es destino.