La comunicación política tiene completamente en su radar la elección en los Estados Unidos. A revisión del ciudadano-elector americano estarán los mensajes, estrategias, políticas públicas y sobre todo la gestión de la crisis de la pandemia que amenaza con cobrarle factura a Donald Trump.
Coincido con nuestro amigo, el asesor político, Ricardo Amado Castillo, cuando dice que la campaña americana es un referéndum de Trump vs Trump, toda vez que estará a juicio su primer mandato y ahí la pregunta será solo una. ¿Trump es el indicado para dirigir el salón oval cuatro años más?
Las encuestas de los medios más influyentes del país, como el New York Times y Fox News, proyectan una ventaja del candidato demócrata y ex vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden de casi 9 puntos, y los sondeos estatales indican ventajas similares. Si las tendencias se mantienen así, será muy difícil revertir esa distancia, toda vez que aquí juega en contra del actual mandatario la baja popularidad que tiene ahora ante su pueblo que lo ubica en un 42%.
Si nos vamos a la historia, dos ex presidentes, James Carter y George Bush padre, nunca pudieron levantarse en su carrera de reeleccción cuando tenían un 41 % de popularidad y fueron derrotados por Ronald Reagan y Bill Clinton respectivamente.
Aquí tenemos un antecedente claro. Trump no ha utilizado convenientemente su megáfono presidencial y aquí están los resultados.
Por otra parte, a la hora de analizar el terreno electoral se vislumbra que el principal campo de batalla se llevará a cabo en seis estados: Florida, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte y Arizona, sin descuidar los estados grandes que proporcionan un buen número de votos electorales como son los casos de California, Texas y Ohio, que es el estado barómetro desde hace un siglo en los comicios estadounidenses, pues quien gana ha ganado ahí, ha sido presidente en 28 de 30 ocasiones. Tienen un dicho que dice: “Como va Ohio, va la Nación”.
Solo la campaña de Obama del 2012 pudo revertir su índice de aprobación desde un nivel que se olfateaba como derrota a kilómetros de la Casa Blanca, y en la recta final logró superar a Mitt Romney con 303 votos electorales de 270 que se necesitaban para ganar la elección.
Una de las preguntas a resolver por el equipo de Trump que encabeza Tim Murtaugh y Brad Parscale, hasta ahora, recordemos que el staff del presidente no dura tanto en sus funciones, es revertir la baja aprobación popular e impedir que ésta no se traduzca en votos en contra.
Es por eso que se deben reforzar las tareas del gobierno, logrando que luzcan mejor ante el ojo ciudadano para subir números y quitarle al mismo tiempo al Presidente la batuta de mariscal de guerra al querer buscar un pleito con China por temas de comercio, más el que ya tiene con la Organización Mundial de la Salud, ambos muy costosos.
Dos piezas son clave para obtener el triunfo por parte de Joe Biden que goza del total apoyo del todavía muy popular Barack Obama, los niveles de recaudación de fondos que son un termómetro de a quién ven ganador (en junio, Biden obtuvo 141 millones de dólares) y la asertividad del mensaje que en este caso se enfoca a unificar al país, el cual se encuentra totalmente polarizado.
Un tema adicional es el juego de los medios digitales que ante la pandemia han tomado la batuta de la información. Las plataformas tendrán que hacer llegar el mensaje a los miles de votantes y la más recurrida ahora es la llamada Slack.
Las barajas están en la mesa.
Nos encontraremos más adelante.