Hace unos días, durante una videollamada con mi amigo Isaac Avendaño, Director Creativo del área de producción audiovisual, decíamos que es un hecho que el mundo ya cambió y que estamos viviendo una curva de aprendizaje en la que podemos darnos cuenta lo difícil que es tomar decisiones porque esto implica realizar cambios y darnos cuenta lo fácil que es instalarnos en zonas de confort. Sin duda, tanto él como yo, comentábamos que esta contingencia puede ser una gran oportunidad para revisar la visión, misión, valores y el rumbo que tomaremos como equipo.
Hoy en día ambos podemos decir que trabajamos en algo que nos apasiona y todo gracias a una oportunidad que se presentó en nuestras vidas y eso es una gran motivación que nos gusta transmitir a clientes y colaboradores, porque sin duda el sumar valor a sus marcas, así como aportar con nuestro trabajo en proyectos de impacto es vital. La comunicación de hoy con clientes y colaboradores está cambiando, y es que no se trata de vender por vender, sino de escuchar las necesidades y realmente ayudar al cliente a ir hacia adelante y lograr sus metas, ya que si él crece la empresa también.
Algo en lo que coincidimos Isaac y yo, es que no podemos pensar en sumar valor a los clientes si no lo hacemos desde adentro, es importante identificar quiénes son nuestros colaboradores porque ellos son nuestro primer frente y son nuestro principal aliado para ayudar al cliente. De la cultura japonesa hemos aprendido que la seguridad, el sentido de pertenencia y la comunicación son valores importantes que siempre se buscan cumplir para lograr los resultados deseados. Si ellos tienen sus necesidades satisfechas la empresa tendrá resultados satisfactorios, y es que como empresarios o líderes de área necesitamos acercarnos a nuestros colaboradores y escucharlos, tener empatía y ponernos en su lugar, ser asertivos en la selección de quienes se suman a nuestro proyecto y qué seguridad les brindamos al caminar juntos. Así funcionan las cosas en el universo: lo que das es lo que recibes.
Tanto Isaac como yo, estamos de acuerdo en que la comunicación constante es sinónimo de interés personal y es la forma más efectiva de escuchar a tu cliente, ser flexible, ser claro con la información, detectar sus necesidades como propias y destacar nuestro potencial. Lo que marca la diferencia de nuestra competencia es nuestra gran oportunidad para impresionar y agregar valor de manera positiva a nuestros clientes.
Para concluir, los invitamos a reflexionar con estas sencillas preguntas clave:
¿Cómo puedo agregar valor al cliente para que logre su meta?
¿Qué puedo hacer hoy para que mis colaboradores tengan satisfechas sus necesidades?
¿Cuáles son los valores que podemos sumar a las marcas y empresas?
¿Qué seguridad brindo a los colaboradores que caminan conmigo?
Estamos seguros de que las crisis son oportunidades de cambio y nos hacen estirarnos para ser una mejor versión de nosotros mismos, siempre será mayor la satisfacción de haber intentado algo mejor, que la incertidumbre de no saber lo que habría pasado.
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