El nuevo feminismo ya salió. Existe una nueva forma de feminismo local, regional y mundial. Que ha tomado causa dentro de la generación de contenido en todo el mundo. Quizá en gran medida, colectivos rusos como Pussy Riot —Pussy Riot es un colectivo ruso de punk-rock, que pone en escena actuaciones de provocación política sobre temas como los derechos LGTB, el feminismo, la situación de la libertad de expresión, la represión de los movimientos artísticos en Rusia y, más recientemente, en contra de la campaña electoral del primer ministro Vladímir Putin a la presidencia de Rusia.— Han servido como tribu o arquetipo de inspiración para un movimiento actual mexicano de nuevo feminismo que ya es imparable y que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, ha sido incapaz de contener con comunicación empática y comunicación política. Por favor, recomiéndenle a Claudia un experto en comunicación política. Le urge con urgencia de urgir. Si no pone remedio a su forma de comunicación y empieza a sonreír de forma autentica, perderá su derecho a ser candidata presidencial.
Hallazgo dos. La tribu urbana de las feminazis. Esta palabra no la inventé yo. Es de uso despectivo. Lo generó la sociedad. Desde hace dos años esta en el Feed digital de todos los días. Refiere a mujeres que son una mezcla entre anarquistas y neo feministas. Rudas, con fortaleza. Con cierto resentimiento social justificado o no. Que generan contenido y experiencias offline y online disruptivo. Defienden causas totalmente justas con formas duras y son hasta cierto sentido misándricas -Mujeres que odian a los hombres por el sólo hecho de ser hombres. El sentido contrario de la misoginia, los hombres que odian a las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres.-. A las feminazis no les gusta que les digan feminazis, las ofende porque la palabra es un acrónimo de feministas nazis y las remite al fascismo. Estas mujeres son una respuesta a tantos abusos que hemos hecho los hombres a las mujeres en la historia. Cómo es que todo el mundo gira en torno a las masculinidad y los valores del hombre, sin inclusión. Por esto aquí, ahora, tienen mujeres que responden a esto de forma gritona y con toda la energía. Muchas ya salieron a manifestarse no de forma sutil. Hoy camino, al rededor del ángel de la independencia, principal monumento histórico de la Ciudad de México, veo sus proclamas grabadas en grafiti y leo que son fraseos claros y contundentes, con mucho sentido y con gran verdad. Deberían déjelos pintados hasta que realmente se vea un cambio y que el estado encare este verdadero problema de frente y de forma contundente. Que no sean más discursos retóricos y vacíos. Veo en la fachada de una tienda Zara una gran pinta que grita más fuerte un insight que muchas piensan pero pocas dicen: “Pinche ZARA no cabemos en tus tallas”.
Hallazgo tres. La pigmentocracia en México y Latinoamérica sí existe. Somos un pueblo mestizo que desde tiempos de la conquista española, dibujábamos y etiquetamos en castas para disfrazar nuestro racismo y clasismo. En México y en muchos países de Latinoamérica, ser de tez blanca y pelo negro -ni siquiera es necesario ser rubio, de raza caucásica.- implica proyectar superioridad y sentirse más que otros que son de rasgos indígenas. Nos hacemos tontos para no hablar de este racismo con muchos eufemismos y disfraces, pero la realidad es que esto nos ha hecho mucho daño como sociedad. Si no lo sacudimos de nuestra cosmología, estamos destinados al fracaso eterno. La comunicación, la publicidad y los medios somos grades responsables de difundir estos mensajes erróneos. Está de más decir que los países más evolucionados se han logrado sacudir estas tonterías y complejos. Sigue sintiéndote superior por ser güerito, por el color de tu piel. Y por ser hombre. Adelante. Síguele.