Siempre me ha gustado el arte, y el cine es una de las formas que más disfruto. Ya que conforme pasan los años, más entiendo su relevancia social.
Al fin y al cabo es una plataforma que permite expresar sensibilidad, ideologías, emociones, filosofías, estilos de vida; Y que puede alcanzar a millones de personas, no sólo para entretenimiento, sino también para crear consciencia social, cultural y política.
Tal como lo demostró Joaquin Phoenix (premio como mejor actor masculino por The Joker) el pasado domingo 9 de febrero durante la entrega de “Los Oscares 2020”, donde utilizó este gran foro para mandar un profundo mensaje a los aproximadamente 25 millones de espectadores que, como yo, estábamos atentos a su discurso, el cual me hizo reflexionar sobre los siguientes 3 puntos:
- ¿Cuál es tu plataforma y alcance? Así como las figuras públicas (políticos, directores, actores, etc.) tienen una plataforma, cada uno de nosotros también la tiene, lo único que cambia es el alcance más no el impacto. Te has puesto a pensar quién te ve? Quién escucha tus discursos? Quién espera algo de ti?. Posiblemente tus circunstancias te dan un alcance a sólo tu familia, tal vez estás como líder de una decena de personas o tienes una posición de mayor alcance que impacte a miles. Cualquiera que sea la magnitud de tu alcance debes aprovecharlo, ser intencional y decidir cómo usarlo.
- ¿Qué cambios puedes generar que beneficien a todos? Usa tu voz para hacer el cambio. La desigualdad es un tema que siempre ha estado presente en la humanidad y hoy en día con la tecnología y consumismo, puede incrementarse aún más. Siempre hazte la siguiente pregunta, desde el lugar que hoy ocupas y el alcance que tienes, qué cambios puedes hacer que beneficien a todos? De quién puedes ser voz? Qué puedes hacer para que haya menos injusticia, explotación, abuso de poder? Cómo puedes hacer que los beneficios que tú tienes lleguen a los que están a tu alcance?
- ¿A quién puedes darle una segunda oportunidad? Muchas veces se nos presenta una oportunidad que desaprovechamos, o cometemos errores que nos cierran puertas, nos hacen perder un trabajo, terminar una relación, etc. El sentimiento de culpa y remordimiento puede ser fuerte y apabullante, a tal punto que no volvemos a intentarlo. O al contrario, alguien nos falla, traiciona o lastima. En cualquiera de los dos casos una segunda oportunidad puede ser la diferencia para que podamos salir adelante y recuperar el camino. Tanto la resiliencia como el perdón son valores necesarios para aprovechar o dar segundas oportunidades. Arriésgate y da esa oportunidad.
Cualquiera que sea tu situación actual no subestimes el poder de tus palabras y acciones. La vida es corta y si estás ocupando este lugar en este momento específico es que tienes una misión que nadie más puede cumplir. Asegúrate que tu existencia mejore el mundo y que no pase desapercibida a los que coexisten contigo.
