El caso más reciente fue el del presidente número 42 de Estados Unidos (EU), William Clinton que fue cuestionado y enjuiciado por perjurio en el caso “Mónica Lewinsky”, del cual fue exonerado. Hasta ahora, el impeachment ha sido un club muy selecto. El otro caso fue el de Andrew Johnson en 1865.
Hubo un intento más, el de Richard Nixon, que pudo haber terminado con un proceso de destitución, pero al renunciar por las presiones del sonado caso Watergate, Nixon mismo lo impidió.
La clase política que opera en el Congreso suele volcarse en pro y en contra del tema, convirtiendo este proceso en una arena pública en donde demócratas y republicanos cabildean intensamente para obtener un resultado positivo para su causa. Tenemos a los que atacan y a los que defienden decidiendo si el presidente debe ser acusado por traición, soborno u otros crímenes graves.
La razón para analizar este caso para ustedes, amables lectores de Merca2.0, es porque tiene una relación directa con la participación de los medios de comunicación en el proceso y en el caso de Trump, por la cercanía de las elecciones que le podrían llevar a un segundo período al frente del Salón Oval o a enterrar sus aspiraciones en caso de un resultado adverso. En el último día del juicio(el 7), se analizan las revelaciones escritas del exconsejero de seguridad John Bolton.
¿Qué tenemos? Por un lado, a los adversarios demócratas de Trump, encabezados por la representante ante el Congreso Nancy Pelosi, que ha sostenido sus argumentos de manera categórica, acusando al magnate de haberse valido de su cargo para presionar a Ucrania y obtener beneficios políticos personales de cara a las elecciones presidenciales de 2020. Por el otro lado, el presidente número 45 ha estado casi solo defendiendo su causa, asegurando en una larga carta dirigida a los legisladores que había sido privado del derecho básico del debido proceso consagrado en la constitución desde el inicio del proceso, afirmando también que se le negaron los derechos más fundamentales garantizados por la carta magna americana, incluyendo el derecho a presentar evidencias.
Trump, fiel a su estilo, dijo: “Los acusados en los juicios contra las brujas de Salem, recibieron más garantías”.
Dado que el Partido Republicano tiene mayoría en la Cámara de Senadores, resulta muy poco probable que la destitución se produzca, pero la exposición y el escándalo nos llevan a las siguientes reflexiones:
El país, autodenominado el más poderoso del mundo, queda expuesto ante el mismo por su división interna.
Donald Trump pierde su calidad moral, liderazgo y reputación ante el G-8, los países más poderosos del orbe: Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia, China, Italia, Canadá y Japón.
Los medios de comunicación americanos están divididos y solo la cadena FOX apoya a Trump. El New York Times, Washington Post y CNN atacan constantemente a Trump y han entablado una guerra campal.
El Partido Republicano, del cual es miembro Trump, se encuentra ante una encrucijada al evaluar si este todavía puede seguir representándolos en el siguiente mandato.
El medio de comunicación favorito de Trump, Twitter, ha tenido un gran ascenso en su popularidad y ha repuntado ante otras redes sociales.
Trump ha establecido como parte de su estrategia de campaña el impeachment, tomando como base la premisa popular en política: “todo aquello que no te mata te fortalece”.
Amigos lectores, vivimos tiempos inéditos en el mundo, ante la amaenza de pandemias, calentamiento global e inseguridad y ahora este evento político que tendrá todavía mas reflectores en el primer trimestre del año. Estemos pendientes.
Nos veremos más adelante.