• Entre el equipo de 5G que podrá instalar Huawei en Reino Unido, se cuentan antenas y estaciones base

• Asimismo, se espera que quede fuera de instalaciones como centros militares y proyectos de gobierno

• Se espera que esta mezcla permita al país construir con mayor rapidez y eficiencia su estructura móvil, sin arriesgar seguridad

ACTUALIZACIÓN: Se corrige el título SEO, que tenía mal escrito “rebela”

La tecnología 5G se ha convertido en una de las tecnologías más prometedoras para los próximos años. Grandes compañías internacionales como Ericsson, Xiaomi y Vodafone han hecho inversiones muy significativas para convertirse en líderes de la industria. Con la llegada de nuevos dispositivos y estructuras telecom compatibles, se espera que incluso pueda volver a encender la demanda de smartphones. Pero también se espera que cambie las industrias.

Muchas de estas expectativas son casi futuristas, con un toque incluso de ciencia ficción. De acuerdo con AT&T, se espera que pueda impulsar la adopción del video 4K, autos autónomos, drones, gaming móvil, etcétera. Por otro lado IDTechEx asegura que podría habilitar la nueva generación de proyectos inteligentes, como ciudades y fábricas smart. Además, en cifras de The Digital Transformation People, permitiría reducir los costos de los operadores de las redes.

Así pues, hay grandes perspectivas sobre el futuro del 5G. Pero con este escenario, hay aparte un mercado multimillonario que un sinfín de naciones y compañías se mueren por explotar. Si la promesa de este protocolo de comunicación es verdadera, entonces habrá mucho dinero para la potencia que pueda liderar la transformación digital. En este sentido, hay una intensa lucha entre China y Estados Unidos (EEUU), en cuyo centro se encuentra la marca Huawei.

Huawei se anota una victoria en 5G dentro de Reino Unido

Esta batalla ha tenido altibajos para ambas partes, pero recientemente la empresa china logró anotarse una victoria determinante. Según The Verge, reguladores de Reino Unido aceptaron la participación de la telecom para construir su sistema de 5G nacional. Esto va en contra de los deseos del presidente de los EEUU Donald Trump. Desde hace meses, el ex-magnate trata de presionar a sus aliados para dejar de hacer tratos con la marca y aislarla del resto del mundo.

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No se trata tampoco de una victoria arrolladora. Reino Unido aún claramente teme que Huawei sea un jugador predominante en su red 5G. En este sentido, se espera que la marca tenga que ceñirse a varias reglas estrictas para cooperar en el proyecto. Por ejemplo, no se dejará que su equipo esté instalado en instalaciones y nodos vitales, ni en puntos geográficos sensibles. A la vez, se limitará al 35 por ciento su participación total como proveedor en el mercado nacional.

Un triunfo parcial es todavía un triunfo

Fuera del entorno 5G, hay varias industrias en las que Huawei amenaza con quitarle a las marcas de EEUU y Europa su dominancia global. Desde hace semanas que trata de robarle desarrolladores estrella a grandes representantes del mercado tecnología, como Google. Al mismo tiempo, se ha podido posicionar como una de las marcas más valiosas a escala global. Y en el segmento de smartphones, está pisándole los talones a los grandes líderes del sector.

La noticia que se reporta hoy es un duro golpe para EEUU y una excelente noticia para la marca de China. Es cierto que tal vez no podrá tener un control tan estricto de la red 5G como le hubiera querido. Pero dada la campaña de desprestigio y ataque que ha llevado a cabo el presidente norteamericano contra sus operaciones, es un enorme éxito. No solo porque ganó con uno de los aliados más viejos de la superpotencia. También por las implicaciones a futuro.

Reino Unido no es cualquier país en el panorama internacional. Si bien tiene una serie de retos por delante, con el Brexit en su plato, todavía es una de las naciones más influyentes tanto en el bloque europeo como en el resto del mundo. En este sentido, su decisión de dejar a Huawei participar en la construcción de su red 5G podría ser visto como un precedente para otros líderes del mundo. Algo que, en el largo plazo, aún jugará en contra de los planes de EEUU.