- Donald Trump quiere que las grandes operadoras de telefonía y las fabricantes de chips firmen un compromiso para eliminar a Huawei como proveedor
- Las empresas dicen que eso sería formar un cartel y podría traerles graves problemas
- Estados Unidos desconfía de Huawei y considera que detrás está Xi Jinping y el espionaje chino
El Departamento de Estado de los Estados Unidos, como parte de su estrategia de anular la influencia de Huawei en occidente, le pidió a las compañías operadoras de telecomunicaciones y las fabricantes de chips de su país que se suscriban a un conjunto de principios que, en los hechos, dejaría fuera de competencia a numerosas empresas chinas en la pelea por los negocios tecnológicos globales, incluidas las redes 5G.
El objetivo, en realidad, apunta a una compañía en particular: Huawei, publica este martes Financial Times.
Sin embargo, la iniciativa liderada desde el seno del gobierno de Donald Trump por Keith Krach, subsecretario de Estado para el Crecimiento Económico, no tuvo el acompañamiento de la industria local.
“Los grupos tecnológicos de Estados Unidos rechazan la declaración de principios que podrían quitar del camino a las empresas chinas”, explica el medio inglés.
Trump quiere que se comprometan por escrito a dejar de comprar insumos clave de algunas empresas chinas porque asegura que esos elementos podrían ser usados por Beijing como medio para hacer espionaje.
Las empresas estadounidenses argumentan que firmar un acuerdo así podría violar las leyes de la competencia y padecer luego serias consecuencias económicas.
“Fue otro intento de la administración Trump para que le cerremos las puertas a Huawei. Pero si nos hubiéramos unido para actuar contra un competidor global como este, seguramente seríamos demandados”, le dijeron las fuentes empresarias al FT.
Entre las grandes operadoras de telecomunicaciones y fabricantes de chips que se negaron a firmar están AT&T y Verizon.
Al parecer, luego de las reuniones con el gobierno estadounidense, las empresas consultaron a sus abogados, quienes les dijeron que cooperar de esa manera para excluir a un competidor global dejaría la puerta abierta para ser demandados por actuar como un cartel.
La lucha de Donald Trump contra Huawei parece ampliarse y ya no sólo circunscribirse al temor de dejar en manos de Xi Jinping el dominio absoluto del hardware y los protocolos detrás de las comunicaciones móviles y las redes 5G.
Por eso había incluido en la empresa china en black list y dispuso una serie de trabas para comerciar.
El problema es que Estados Unidos no tiene “armas” comerciales para luchar con Huawei, porque no existen empresas estadounidenses en condiciones de construir el equipo necesario para transferir señales entre teléfonos móviles y las torres o entre los sitios que conforman la red, que es lo que hace Huawei a las maravillas, y muy barato.
Si bien es cierto que Nokia y Ericsson, las otras dos grandes del segmento, son grandes empresas, ambas están en problemas como para enfrentar financieramente pedidos de infraestructura móvil de telecomunicaciones en muchos grandes mercados al mismo tiempo.
Una de las estrategias que el gobierno de los Estados Unidos analiza por estos días es otorgar créditos a las compañías nórdicas para que puedan igualar los generosos términos de financiamiento que Huawei ofrece a sus clientes.
Trump entiende que una manera de contrarrestar el dominio de Huawei es asegurarse que sus rivales puedan igualar las líneas de crédito de la compañía china, que proviene de bancos estatales del gigante asiático y que le permiten ofrecer condiciones de pago mucho más largas que la mayoría de sus rivales.