No es un secreto el que la situación de Boeing después de los dos accidentes fatales de sus 737 MAX y la retirada del aire de esos modelos se mantiene complicada y se ha tomado más tiempo del que se pensaba.
La crisis comenzó cuando en menos de cinco meses dos de sus aeronaves 737 MAX tuvieron dos accidentes de iguales características en los que murieron 346 personas.
Ello provoco que desde marzo pasado, todos los modelos similares, que además eran los más nuevos, dejasen de volar mientras se investigaban las causas.
Una crisis que no ha sido resuelta y que después de muchos meses, tiene consecuencias en la estructura administrativa con la separación del cargo de presidente ejecutivo de su actual CEO, Dennis Muilenburg.
La decisión
La decisión tomada por la Junta Administrativa de Boeing, tiene según el comunicado, el objetivo de que Muilenburg –que seguirá como CEO– se dedique de lleno al problema de los 737 MAX.
Este cambio parece ser la reacción a la solicitud que muchos inversores han venido realizando desde abril, en lo que incluso se especuló con la salida del CEO.
Con pérdidas económicas considerables, cancelaciones de contratos, solicitud de millonarias compensaciones y una crisis de imagen sin precedentes, hasta ahora todo parecía seguir igual en la empresa multinacional estadounidense. Hasta ahora.
Según el comunicado de Boeing, “La división de las funciones de presidente y director ejecutivo permitirá a Muilenburg concentrarse a tiempo completo en la gestión de la empresa mientras trabaja para devolver el 737 MAX al servicio de forma segura, garantizar el pleno apoyo a los clientes de Boeing en todo el mundo e implementar cambios para agudizar el enfoque de Boeing en la seguridad de los productos y servicios.”
Siguen los problemas
Pero no solo se trata de cómo lograr que vuelvan a volar los 737 MAX, pues Boeing se enfrenta a una investigación criminal con la compañía y la Administración Federal de Aviación (FAA) por lo que muchos expertos consideran un exceso de laxitud para con la empresa.
A lo que se suma la publicación del primer informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), en el que quedaría en evidencia que las pruebas que se realizaron para saber como reaccionarían los pilotos no fueron realistas, no habrían contado con la interacción humana necesaria y no deberían haber sido aprobadas por la FAA como una comprobación de seguridad.
Lo que vendrá
Por lo pronto, David Calhoun –lead director– sustituirá a Muilenburg, convertido momentáneamente en presidente no ejecutivo.
Una estrategia que se percibe como la retirada de una parte de las responsabilidades de su CEO, que para muchos es una advertencia ante lo que pueda ser el desenlace de esta crisis.
Boeing ha perdido más de 27.000 millones de dólares desde que el 737 MAX se quedó en tierra, mientras que no se tiene fecha para un posible regreso… con las consecuencias derivadas de este problema acumulándose no solo para Boeing sino para las aerolíneas que confiaron en ese modelo.