¿Cuántos anuncios publicitarios han visto en los que la vestimenta juega un papel preponderante para atraer a los clientes, aunque el producto a vender sea otro? Seguro todos recuerdan el famoso anuncio de Coca-Cola Light de 1994, en el que unas oficinistas se dan cita cerca de la ventana cada día para ver cómo un obrero se toma su refresco durante el descanso matutino, y lo hace con el torso desnudo, pero en jeans.
Esto es lo que los expertos en sexología denominan exhibicionismo, que es cuando una persona empieza a desnudarse lentamente o de manera brusca, provocando la excitación en la audiencia. Esta y otras expresiones como el fetichismo, en el que la persona se siente atraída por un objeto o prenda que lleva el otro, aparecen en las fantasías sexuales.
Irene Torices, terapista ocupacional, sexóloga, docente y fundadora del Grupo Educativo Interdisciplinario en Sexualidad Humana y Atención de la Discapacidad (GEISHAD), explica que las fantasías son imágenes que vienen del subconsciente, pero se relacionan con la realidad que vivimos y se nutren de lo que percibimos con los sentidos, es decir, lo que leemos, lo que vemos en los medios de comunicación, lo que nos comparten otras personas, las interacciones sociales, etc.
De hecho, otras investigadoras como Fina Sanz, psicóloga, sexóloga y pedagoga, explican que las fantasías ayudan en el desarrollo sexual de cualquier persona, en su crecimiento personal y su creatividad y son sinónimo de salud.
Una encuesta reciente realizada por la empresa de estudios de mercado, Mercawise, sobre la importancia de la vestimenta en las fantasías sexuales de las mujeres mexicanas, revela que para el 71 por ciento éstas, la ropa es un elemento necesario en sus fantasías. Entre las prendas con las que han fantaseado sexualmente figuran la corbata, los bóxer, los jeans, el smoking, la playera y el traje de baño.
Además de los resultados de la encuesta, los especialistas en sexología y psicología confirman que cualquier tipo de prenda juega un papel muy importante en las fantasías. Hay prendas que son sexys por naturaleza, especialmente si han sido estereotipadas en la realidad, como la imagen de una colegiala para ellos o la de un hombre vaquero rudo para ellas.
En muchas ocasiones, las personas se pueden sentir atraídas hacia prendas que son de uso cotidiano y que realzan ciertos atributos corporales.
En este sentido, 8 de cada 10 mujeres dicen sentirse atraídas por los hombres en jeans y para casi la mitad (43 por ciento) de las mujeres que respondieron a la encuesta, lo más atractivo es el trasero, seguido de la entrepierna (27 por ciento), y los muslos (23 por ciento).
Como expertos en publicidad y mercadotecnia, sabemos que el tratamiento que hacemos al contenido de los anuncios, tiene un impacto en la mente de los consumidores, o al menos se intenta. Es lo que se conoce como la psicología social aplicada al marketing.
Esta puede ser muy poderosa y por eso, debemos ser cuidadosos y tratar de nutrir el imaginario colectivo con imágenes que tengan un sustento científico, como es el caso del fetichismo. Si escuchamos a la audiencia y a los clientes, sabremos generar contenidos con los que conecten y sientan que son una interpretación de su realidad cotidiana.