Las actuales condiciones del mercado, la fuerte competencia empresarial y la inmediatez en la que vivimos, fruto de la “digitalidad” en la que estamos inmersos, forman una triada de elementos que los comunicadores debemos enfrentar con suficiencia.
Los grandes corporativos cuentan dentro de su estructura operativa con la figura del portavoz, quien es generalmente un comunicólogo, experto diseñador de mensajes y portador de habilidades para expresarse con autoridad en público. Un vocero que atiende las solicitudes de información sobre su empresa, sus futuros proyectos y programas que maneja. Hasta aquí.
Atendiendo el párrafo inicial de esta colaboración, las actividades del portavoz deberían revisarse fortaleciéndose de cara a la resolución de temas más complejos y responsabilidades de mayor nivel que hagan de su encargo, una actividad más relacionada a lo que hace un embajador de cualquier país; un representante plenipotenciario que conoce el ser y quehacer de la organización, sus valores, misión, visión, potencialidades, características, ventajas competitivas y un conocedor de todos los miembros del equipo además de estar al tanto de lo que hará la empresa en los próximos cinco y 10 años. Una cosa más, el embajador empresarial estaría empoderado por su CEO para tomar algunas decisiones sin la necesidad del concurso del jefe supremo.
¿Le gusta la idea?
La sugerencia no pretende descubrir el agua caliente a estas alturas de la innovación tecnológica y empresarial, lo que sí pretende, es terminar de sensibilizar a los empresarios y tomadores de decisiones sobre los reales alcances de los comunicadores organizacionales.
El embajador, al cual hay que encontrarle un nombre, lo que intentaremos en la parte final de la columna, es en suma un cabildero que representa a la empresa en toda negociación buscando obtener acuerdos (ganar-ganar), que beneficien directamente a su empresa, pero que también provoquen con la alianza en suerte un beneficio más amplio que incluya a sus stakeholders y los públicos con los que trata.
¿Cuáles son los características y fortalezas que debe tener este personaje?
1. Conocimiento amplio de la empresa que representa.
Para poder impulsar la misma en los diferentes ámbitos en los que se desenvuelve.
2. Formación de comunicador, abogado o mercadólogo, con habilidades de cabildero.
Las mencionadas profesiones no excluyen a ingenieros, administradores ni politólogos.
3. Conocedor del contexto político, económico y social donde se desarrolla su empresa.
Debe tener información suficiente para poder relacionarse con los líderes de opinión, aportando datos que se apeguen a la realidad.
4. Conocedor de las leyes, acuerdos e iniciativas que competan a su empresa.
Es importante que conozca el marco legal para no caer en errores e interpretaciones erróneas que afecten a su empresa.
5. Un personaje informado sobre la geopolítica local e internacional.
Debe saber quién es quién en la geografía del poder.
6. Un profesional que conozca de diplomacia y costumbres de los países con los que su empresa sostiene relaciones comerciales.
Al carecer de esta información se comenten errores que pueden hacer fracasar a su empresa al no conocer las costumbre para cerrar negocios
7. Un estratega que sepa construir escenarios de corto y largo plazo.
El embajador puede ahorrar grandes cantidades de pesos a sus clientes tomando buenas decisiones.
8. Poseedor de un amplia red de contactos.
Todo contacto y alianza cuenta para la elaboración de una estrategia de negocios.
9. Debe ser de preferencia un líder de opinión.
Un hombre o mujer que con su trabajo y expresiones lideran grupos, siempre será mejor a alguien que no marca la diferencia.
10. Conocedor de la publicidad digital y redes sociales.
Este es el nuevo paradigma de la comunicación. Debe utilizarse adecuadamente y con ventajas competitivas.
Para finalizar, qué nombre organizacional debe llevar este embajador. Se me viene a la mente un par: Director de Asuntos Gubernamentales y Corporativos o Vicepresidente de Desarrollo Organizacional. Sin embargo, usted amable lector, tiene la última palabra.
Nos encontraremos más adelante.