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Bayer compró Monsanto y desde entonces debe hacerse cargo de las dificultades derivadas de los juicios que tenía la empresa estadounidense.
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En una decisión que podría ser clave, un juez redujo el monto de la multa por un jucio perdido.
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Casi nadie duda que fue un error comprar Monsanto en las condiciones en las que lo hizo.
Un juez federal de los Estados Unidos recortó el monto a pagar por daños y perjuicios por Bayer en un caso relacionado con problemas de salud (cáncer) derivados de la exposición al Roundup, el plaguicida insignia de Monsanto.
El juez de San Francisco, California, redujo el pago a US$ 25,3 millones desde el monto del veredicto original del jurado, que lo había valuado en US$ 80,3 millones. El magistrado mantuvo la porción correpondiente a la indemnización (US$ 5 millones) y recortó significativamente el pago punitivo (de US$ 75 millones a 20 millones).
Esa es la buena noticia para Bayer. La mala: el mismo magistrado rechazó la solicitud de la compañía alemana de un nuevo juicio.
La compañía le dijo a Reuters que la decisión del juez fue “un paso en la dirección correcta”, pero agregó que planea apelar.
La empresa enfrenta más de 13.400 demandas contra su filial Monsanto, todos casos en los que alegan que el glifosato, el componente principal de la marca Roundup, causa cáncer.
En los casos que han sido juzgados hasta el momento, los jurados han otorgado daños y perjuicios por hasta US$ 2 mil millones a los demandantes, criticando las acciones de Bayer. En algunos de los casos, la compañía logró reducir el monto en la apelación, publicó el Financial Times.
“Merece el castigo”, pero…
El caso puntual que se conoció ahora es una corrección de un fallo de marzo de 2019, cuando el tribunal de San Francisco dio su veredicto a favor del demandante Edwin Hardeman, quien había denunciado que el uso de Roundup en su propiedad durante décadas contribuyó al desarrollo de un linfoma de Hodgkin.
Entre los argumento del juez para reducir el pago de los daños punitivos (multa), dijo que Monsanto “merece ser castigado”, pero que la cantidad inicial era “inadmisible constitucionalmente”.
Desde que Bayer adquirió Monsanto el año pasado en un acuerdo por US$ 63 mil millones, esta ha sido la primera “buena noticia” para la empresa. Es que a medida que avanzan los juicios, sus acciones no hay parado de caer (hasta un 40%), y no había, hasta ahora, ni una mínima luz en el horizonte.
Bayer compró Monsanto apurada, dicen los analstas. Lo hizo luego de que Dow y DuPont anunciaran una fusión en el negocio de los agroquímicos y que ChemChina y la suiza Syngenta hicieran algo similar
Ante esto, Bayer necesitaba mover sus piezas para mantenerse competitiva y apuntó a Monsanto. Hoy, parece que fue un gran error.
Sabiendo esto, en junio pasado, Bayer anunció que inyectará 5.000 millones de euros (unos US$ 5.600 millones) para el desarrollo de herbicidas alternativos a los que ha venido utilizando Monsanto.
Si bien dijo que el glifosato continuará siendo utilizado, la empresa agregó que está comprometida en ofrecer “más opciones para los productores”.
La compañía alemana insiste que el herbicida no representa un riesgo para la salud, pero sabe que está corriendo una carrera que no va a ganar.
División
En paralelo, está considerando cambios estructurales: dividir las empresas. Por un lado, una dedicada a la industria farmacéutica (el tradicional negocio de Bayer). Por otro, la industria agrícola (lo que sería la ex Monsanto, a la que le cambiaría el nombre).
¿Qué quiere hacer? Simple: evitar relacionar la prestigiosa marca Bayer con la polémica Monsanto.
Muchos creen que debería haberlo pensado antes de pagar US$ 63.000 millones.