Buenos Aires, Argentina.- A casi 10 años de su desaparición, el tradicional retail que llegó a tener más de 60 locales y facturar varios millones, volverá a tener presencia en el mercado minorista argentino. Será en un formato similar al que lo llevó al estrellato en la década de 1980, con puntos de venta en todo el país.
El rescate de la firma estará a cargo de Carlos de Narváez, nieto de uno de los fundadores, quien decidió retomar el legado de su abuelo. El empresario, en 2009, compró la marca y asegura que en 2012 volverá a abrir Casa Tía.
La tradicional cadena iniciará su plan de expansión durante el 2012. Según indicaron quienes están a cargo de diseñar una estrategia de marketing para relanzar el retail, el foco estará puesto en textiles, perfumes, regalos, juguetes y librería. En ese formato, competirá de manera indirecta con tiendas como Falabella, que suma electrodomésticos, pero no comercializa librería.
Según Carlos de Narváez, hermano de Francisco, el colombiano que es candidato a gobernador por la Provincia de Buenos Aires, “será una expansión lenta, de no más de dos sucursales por año”. La idea es abrir especialmente en ciudades de unos 40 mil habitantes. También se buscará retomar los principios básicos de la vieja tienda, evitando la comercialización en sus puntos de venta de alimentos, que según De Narváez, implica demasiada logística y complicaciones. La publicidad se reapertura y el marketing digital son considerados prioritarios por los que esperan recuperar la firma.
La cadena Casa Tía fue fundada por Kerel Steuer y Federico Deutsch en Praga, Checoslovaquia, con la marca Te-Ta, allá por 1923. La Segunda Guerra Mundial los obligó a emigrar a América Latina. Se establecieron en Bogotá, Colombia, y posteriormente se expandieron a Perú, Argentina, Ecuador y Uruguay.
En Argentina, creció hasta que fue vendida al Exxel Group en 1999. En ese momento tenía 61 locales y facturaba US$ 650 millones anuales. En 2002, Francisco de Narváez asumió la conducción de la filial, despidiendo a 3.500 de sus 5.000 empleados, incluyendo a su propio hermano Carlos, quien ahora la “recompró” para volver a reflotarla. “La mayoría de la gente que despedí tiene más de 25 años de antigüedad en Tía; en conjunto me deshice de 5.000 años de experiencia”, decía De Narváez en aquel entonces.