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El impuesto británico fue propuesto por primera vez en octubre de 2018 en el Parlamento local
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De acuerdo con las autoridades de Reino Unido, Google paga impuestos de menos de 63 mdd anuales
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Según eMarketer, solo en publicidad, la subsidiaria de Alphabet ingresa más de siete mil 620 mdd
La llamada Tasa Google ganó un nuevo adepto en la Unión Europea (UE). De acuerdo con The Drum, las autoridades del Reino Unido acaban de aprobar un nuevo impuesto a las grandes compañías de tecnología. Se espera que esta nueva carga impositiva aplique para marcas que registren ganancias por más de 627 millones de dólares (mdd) a escala global, o 31 mdd en el nivel local.
El gobierno británico no aplicaría el nuevo impuesto, de dos por ciento sobre las ganancias locales, a pequeños negocios. Tampoco se le impondría a startups que operen en números rojos, para no desincentivar la competencia. Asimismo, servicios de streaming o distribución de contenido, como Netflix, Spotify y Prime Video/Music, no estarían sujetos a esta recaudación fiscal.
Inspirando un cambio al impuesto digital global
No solo Reino Unido ha propuesto un impuesto contra las Big Tech. Francia de hecho pasó una legislación muy similar la semana pasada. Otras propuestas muy similares también se han lanzado dentro y fuera de la UE. En México, Morena sugirió acrecentar las responsabilidades fiscales de las tecnológicas en marzo pasado. Y la Tasa Google se refiere de hecho a una iniciativa de España que casi inicia una guerra comercial con Trump.
Por supuesto, todas estas iniciativas han enfurecido al gobierno de Estados Unidos (EEUU). El impuesto francés (que de hecho ya fue aprobado como ley) provocó la ira de la administración de Trump, que amenazó con imponer nuevas tarifas comerciales. Las tensiones también fueron parte importante de las conversaciones durante la pasada reunión del G20.
Juntas, Francia y Reino Unido podrían inspirar al resto de la UE, y el mundo, para imponer sus propias tasas a las compañías de tecnología. Si éste es el caso, el resto de las naciones podrían tener suficiente fuerza en sus números como para forzar a EEUU a sentarse a negociar la aplicación de un impuesto global. Y aunque no son precisamente buenas noticias para las marcas, sí podrían crear un entorno de competencia más parejo y justo en la industria digital.
Por ahora, la mejor apuesta de las marcas digitales sería que ningún otro país se sumara al impuesto digital. Así, tal vez EEUU podría emplear sus tarifas con suficiente fuerza en Francia y Reino Unido para obligarlas a dar vuelta atrás en la legislación.