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En junio de 2018, Bayer finalizó la compra de Monsanto por US$ 63.000 millones.
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Desde entonces, todos los juicios relacionados con los plaguicidas de la compañía estadounidense recayeron sobre la alemana.
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Bayer dice que el glifosato es seguro, pero igualmente invertirá millones en cambiarlo por otro químico.
Bayer inyectará 5.000 millones de euros (unos US$ 5.600 millones) para el desarrollo de herbicidas alternativos a los que ha venido utilizando Monsanto, la compañía que compró el año pasado y que le está trayendo más de un dolor de cabeza.
Monsanto, fundamentalmente por el insecticida marca Roundup -cuyo componente principal es el glifosato-, es el centro de cientos de denuncias, todas relacionadas con la provocación de casos de cáncer.
Por esto, el grupo alemán de productos farmacéuticos y químicos, cuyo precio de las acciones se desplomó en el último año, dijo este viernes que, si bien el glifosato continuará siendo utilizado, la empresa está “comprometida a ofrecer más opciones para los productores”.
Bayer tiene una “espada de Damocles” sobre su cabeza desde la adquisición por US$ 63.000 millones del grupo estadounidense de semillas y productos químicos Monsanto.
Esto es debido a que los casos de cáncer relacionados con los plaguicidas Roundup y Ranger Pro podrían costarle miles de millones de dólares por el avance de cientos de juicios en los Estados Unidos.
La compañía alemana insiste que sus herbicidas no representan un riesgo para la salud.
Desde que se cerró el acuerdo por la compra de Monsanto, en junio de 2018, las acciones de Bayer se derrumbaron 40%, y no aparece una luz en el horizonte.
De hecho, la compañía ahora solo vale aproximadamente los mismos US$ 63.000 millones que pagó por el fabricante de químicos estadounidense.
¿Por qué compró Monsanto?
La compra se decidió luego de que Dow y DuPont anunciaran una fusión en el negocio de los agroquímicos. Algo similar había ocurrido con ChemChina y la suiza Syngenta.
Ante esto, Bayer necesitaba hacer algo para mantenerse competitiva: y apuntó a Monsanto. Para algunos analistas, fue un gran error.
Hay un grupo de especialistas que cree que es hora de considerar cambios estructurales dramáticos, como dividir las empresas:
- por un lado, una dedicada a la industria farmacéutica (el tradicional negocio de Bayer)
- y, por otro, la industria agrícola (lo que sería la ex Monsanto).
Esto buscaría evitar “pegar” la impoluta marca Bayer a la polémica Monsanto.
El anuncio de inversiones en nuevos pesticidas se produce un mes después de que una corte de California ordenara al grupo pagar más de US$ 2.000 millones por daños y perjuicios a una pareja afectada de cáncer. Es la tercera derrota en la corte en una batalla legal que no parece tener fin.
El anuncio de inversión se produjo junto con el compromiso de Bayer de reducir su impacto ambiental en un 30 por ciento para 2030, como parte de las medidas para “abordar preguntas e inquietudes” sobre la adquisición de Monsanto, publicó el Financial Times.