Ya lo dijo Rosalynn Carter: “Un buen líder lleva a las personas a donde quieren ir. Un gran líder las lleva a donde no necesariamente quieren ir pero deben de estar”. El líder lleva consigo una enorme responsabilidad que no todos saben manejar.
Existen diversos tipos: empresarial, transaccional, transformacional, situacional, etcétera. Los líderes son distintos, pero en ocasiones se confunde el liderazgo con la jerarquía y ahí comienzan los cuestionamientos sobre si la gente te sigue por lo que representas o porque tiene que.
El liderazgo es la habilidad adquirida o nata de influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo, por su propia iniciativa. Es saber estimular lo mejor de los demás sin forzarlos, sólo guiándolos.
Las jerarquías obedecen a posiciones en un empleo o sistema de orden con base en un criterio de subordinación. Es decir, quien tiene el mando de acuerdo con su posición, tiene la decisión final sobre otros sin que se pueda cuestionar aunque sea incorrecta.
Una vez establecido esto, muchos se identifican con la primera parte, con el liderazgo, pero ¿realmente te siguen por lo que representas? Imposición mata liderazgo, así que un puesto definitivamente no equivale a liderazgo.
Detecta tu posición
Si la gente te sigue porque quiere, entonces podría haber un comienzo en el camino del liderazgo, pero no es completamente un buen líder al que siguen porque quieren, sino que hay que ir más allá de eso.
Un buen líder se sigue por lo que es esa persona, lo que representa, por ser un ejemplo y un modelo a seguir a pesar de no ser perfecto. Un líder no debe ser una imagen, sino una marca auténtica con fallas, pero con la certeza de que las aceptará y corregirá.
La gente puede seguir a una persona porque quiere, pero ¿cuánto puede durar eso? En cambio, una vez que se analiza a la persona, se conocen sus flaquezas, pero su respuesta ante ellas y la congruencia en todos los sentidos, jamás se dejará de seguir a ese líder, en tanto se mantenga así.
Es por ello que el liderazgo en ese sentido es importante sobre todo para los empresarios y emprendedores, pero en general para los profesionales. El primer paso para ser el mejor líder es conocer y reconocer si realmente se tiene la habilidad o el poder es producto de una imposición que en cuanto termine, se llevará consigo la gente que la respalda.
A partir de aquí queda al líder prepararse y continuar en el camino del aprendizaje permanente, para obtener los mayores conocimientos que le permitan tener una ventaja derivada de su habilidad.