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Statista estima que el robo de información personal en línea era la preocupación número uno en línea para mediados de 2017. Y es poco probable que este temor haya cambiado de forma significativa en los últimos dos años. Incidentes como Cambridge Analytica y la filtración masiva de contraseñas y datos privados definitivamente han erosionado la confianza de la población. Y no solo las redes son responsables. También hay agentes como Amazon y Alexa.
Bloomberg reportó que los empleados de Amazon que auditan los comandos de voz de Alexa pueden acceder a información clasificada de los usuarios. Ya desde mediados de abril se sabía que los colaboradores de la retail online podían escuchar las conversaciones entre la asistente de voz y los clientes. Pero un grupo de empleados en la compañía apuntaron que también es posible ver datos de localización. Es decir, la dirección de los individuos.
De acuerdo con las fuentes, el equipo de Alexa tiene acceso a las coordenadas de la gente. La información entonces puede ingresarse en cualquier programa de mapeo para encontrar la dirección exacta de los usuarios. Los empleados afirmaron que hasta ahora nadie en el grupo ha utilizado los datos para localizar a un cliente. Sin embargo, expresaron preocupación ante el amplio acceso que Amazon provee a sus colaboradores.
Las aterradoras posibilidades de Alexa
Tras darse a conocer la historia, Amazon envió la siguiente declaración:
El acceso a las herramientas internas está altamente controlado y solo se concede a un número limitado de empleados, quienes requieren estas herramientas para capacitar y mejorar el servicio al procesar una muestra extremadamente pequeña de interacciones. Nuestras políticas prohíben estrictamente el acceso o uso de los datos de los clientes por parte de los empleados por cualquier otra razón, y tenemos una política de tolerancia cero por el abuso a nuestros sistemas. Auditamos regularmente el acceso de los empleados a las herramientas internas y limitamos el acceso siempre que sea posible.
Historias como esta parecen demostrar la poca preocupación que las compañías tecnológicas tienen por la privacidad de las personas. Y es que Alexa y Amazon no han sido las únicas en dejar datos privados perfectamente visibles a sus colaboradores. A finales de marzo, se reveló que Facebook “guardó” las contraseñas de sus usuarios como texto plano. Es decir, ningún sistema se utilizó para encriptar o cifrar las llaves de acceso de las personas.
Es ridícula la posición de Alexa y Facebook, considerando los costos de encriptación. De acuerdo con ZDNet, en 2012 se calculaba que cifrar un disco completo para un usuario, al año, tenía un precio de apenas 232 dólares. Si bien Alebra apunta que la inversión (tanto financiera como de tiempo) puede escalar entre más compleja sea la información, reconoce que el texto es lo más fácil de cifrar. Texto como lo son contraseñas y coordenadas.
Privacidad, ¿un problema?
¿Qué es lo que realmente está impidiendo a las compañías proteger correctamente los datos de sus usuarios? Probablemente sean problemas de infraestructura. Recuperar información cifrada requiere de un proceso tanto en el lugar de origen como en el punto de destino. Para sistemas informáticos, implica desarrollar un entorno digital que pueda funcionar fácil y dinámicamente con estos requerimientos. Todo ello, sin deteriorar la experiencia de los usuarios.
La cosa es que, si no se desarrolló desde un principio, es difícil implementarlo a posteriori. Implicaría la interrupción de operaciones o molestias para los usuarios. En ese sentido, Alexa y los demás probablemente prefieren un beneficio inmediato que el bienestar a largo plazo.