En el modelo de la comunicación de gobierno existen tres sistemas que se entrelazan buscando armonía y conjunción.
Funcionan igual que la Teoría de Conjuntos que Ud. amable lector aprendió de su querido profesor de matemáticas en la secundaria de su colonia.
*La interjección del conjunto A con la del conjunto B y C arrojaba como resultado una X.*
Trasladando este ejemplo de lógica pura a los procesos de comunicación que operan desde un gobierno, el conjunto A representa al sistema político. El B al sistema medios de comunicación y el conjunto C promueve al sistema ciudadano elector. Los enlaces resultantes (entre los tres ) nos llevan a obtener como resultado la Mediatización.
La mediatización que se define como la influencia que alguien ejerce sobre un grupo de personas ejemplifica la cereza del pastel que todo buen comunicador o consultor político busca colocar en cada uno de los mensajes que produce. En una palabra, mediatizar es la meta final de cualquier maratón que todo corredor busca cruzar con suficiencia. Mediatizar también es convencer colocando la agenda de temas.
Los tres sistemas señalados (político, medios de comunicación y ciudadano-elector) compiten entre sí intentando controlar el escenario en el que se desenvuelve un determinado gobierno y despliegan cada uno sus estrategias y tácticas en pos de liderar el tablero.
Los políticos se comunican para convencer al ciudadano-elector de que sus programas son los mejores y que los llevarán a un nivel de vida mejor ( promesas de campaña).
Los medios de comunicación por su parte, por medio de sus líneas editoriales y programación de sus diferentes programas intentan generar opinión y sumar suscriptores. Por su parte, el ciudadano elector desea con toda claridad ser escuchado y tomado en cuenta no sólo por representar un voto sino porque es un actor que desea que le resuelvan sus problemas cotidianos. Después de esta descripción que define el rol de cada sistema surge la siguiente pregunta:
¿ Quién cree Ud. que tiene la razón para tratar de imponer sus criterios?
Por muchos años el sistema ciudadano-elector ha sido ignorado y utilizado solo como generador de apoyos electorales y al final del proceso resulta apartado de las prioridades de la agenda del gobernante.
De parte de los medios de comunicación el ciudadano es bombardeado por una tal cantidad de mensajes que le provoca una fuerte obesidad informativa confundiéndolo por completo y llevándolo a tener indecisiones que lo vuelven pasivo.
Afortunadamente, en los últimos años la ecuación cambió para bien y ahora el sistema ciudadano-elector se ha posicionado mejor y exige mayores espacios de atención pues conoce el alcance de su poder. Sabe que ya no es un blanco en la pared, es un actor de relevancia y poder de decisión. Es uno de los micro-poderes que hablábamos aquí mismo la semana pasada.
En resumen, los tres sistemas que representan los pilares de la comunicación gubernamental deben funcionar armónicamente tal teoría de conjuntos que se entrelazan con precisos trazos dándonos como resultado la gobernabilidad necesaria para crecer.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.