Es común escuchar sobre nuevos métodos para incrementar la productividad, aumentar los ingresos y mejorar tu perfil personal. Hay 1001 consejos de expertos sobre hábitos para reducir el desorden, enfocar el trabajo en lo esencial y concentrarse más. No siempre se le dice que estos mismos hábitos y métodos pueden ayudar a su bienestar y su productividad.
Debido a que nuestra cultura otorga una prioridad tan alta a la productividad y al éxito externo, es muy fácil quedar atrapado en ese mundo creyendo que, si continúas una rutina acelerada y trabajas incansablemente para lograr tus objetivos, experimentarás una vida de logros, alegría y bienestar en algún momento.
Lo que no se dice es que mientras uno se enfoca únicamente en la alta productividad, la vida diaria puede llenarse de estrés y las “cosas que hacer” seguirán llegando sin cesar, hasta que no exista tiempo en absoluto para disfrutar, promoviendo la ansiedad y una profunda frustración.
Por lo mismo, hay que estar conscientes que, al buscar un mejor desempeño, hay que contar con hábitos bien definidos e implantados que nos permitan tener control de la rutia, la presión y nuestra capacidad para generar alegría y bienestar.
A continuación, menciono los principales hábitos que, en mi experiencia, sirven para mantener una vida balanceada y con bienestar.
1. Hazte tu máxima prioridad.
Hay que comenzar con saber cuidarse a sí mismo. Hacerte tu propia prioridad, por encima de temas como el trabajo, otras personas, compromisos, etc. Te da una perspectiva que te puede revitalizar y dar un sentido de dirección diferente. Cada semana, programa tiempo para hacer ejercicio, hacer cosas que te gustan, cultivar tu mente y espíritu, etc. Practicar el autocuidado no es egoísta. Es una necesidad si quieres llevar una vida rica y alegre.
2. Reemplaza pensamientos negativos con pensamientos positivos.
La mayoría de nosotros pasamos mucho tiempo preguntándonos si somos lo suficientemente buenos, lo suficientemente inteligentes y lo suficientemente capaces. Tan pronto como escuches una voz crítica o de duda en tu interior, sustitúyela con una frase positiva. Puede ser incluso el mismo tema que piensas, pero en positivo o un pensamiento “genérico” positivo sobre ti como, por ejemplo: “Soy suficiente” o “Estoy aprendiendo”.
3. Practica diariamente la gratitud.
Es impresionantemente fácil integrar una práctica de gratitud en la vida diaria. Puedes sentarte por la mañana con un cuaderno y hacer un balance de las cosas que estás agradecido. Escribe lo que venga a tu mente, en un formato de lista rápida. La clave para sacar el máximo provecho es permitirte experimentar el sentimiento de gratitud. Por ejemplo, si te encanta una deliciosa taza de café por la mañana, respira profundamente y conecta con ese sentimiento de “gratitud” por ese momento con algo que tanto te gusta. Lo creas o no, simplemente el hecho de tomar nota de lo que mucha gente podría considerar como “pequeños momentos” y sentirse agradecido por ellos puede tener un gran impacto en tu bienestar.
4. Controla tu entorno
Un buen hábito no tiene ninguna posibilidad contra un ambiente adverso. Por ejemplo, si quieres bajar de peso, pero todos los días pasas por la mesa de las galletas en la oficina, será muy complicado que tu hábito de hacer ejercicio sea efectivo. Si diseñas tu propio entorno para fomentar y mantener buenos hábitos o desalentar los malos, tendrás más éxito.
Estos son 4 hábitos simples y diferentes que puedes considerar mejorar tu productividad de la mano de tu bienestar. ¿Conoces algún otro que consideras importante? Te invito a que me sigas leyendo en este espacio y me sigas en Twitter en @carlosluer. ¡Recuerda dejarme tus comentarios! Nos seguimos leyendo por aquí.