Durante esta semana, la caída de Facebook, Instagram y WhatsApp fue un tema que acaparó las redes sociales ante la dependencia que muchos usuarios y marcas tienen alrededor de estos servicios.
Ayer por la tarde, la empresa propiedad de Mark Zuckerberg reveló que la falla fue consecuencia de un cambio de configuración de su servidor, al tiempo que expresó pena por las molestias ocasionadas y agradeció la paciencia de los usuarios.
Lo cierto es que hablamos de una de las plataformas publicitarias más grandes de todo el mundo, misma que concentra una parte importante del presupuesto destinado a publicidad digital, con lo que la sola caída de Facebook pudo representar millones de dólares en perdidas para los anunciantes y la propia empresa.
La inversión en publicidad digital crecerá 19.1 por ciento durante este año, según previsiones de eMarketer, con lo que se espera que los medios digitales absorban más presupuesto que cualquier otro canal.
En este segmento, se espera que Facebook gane algo de terreno al pasar de una participación de mercado de 21.8 a 22.1 por ciento.
Yesterday, as a result of a server configuration change, many people had trouble accessing our apps and services. We’ve now resolved the issues and our systems are recovering. We’re very sorry for the inconvenience and appreciate everyone’s patience.
— Facebook (@facebook) 14 de marzo de 2019
Pérdidas millonarias
La caída de la red social y demás servicios duró al menos 14 horas, tiempo suficiente para hacer que las acciones del gigante tecnológico cayeran 2 por ciento. ¿La razón? pérdidas que se calculan en millones por ingresos publicitarios perdidos, cuando menos.
Aunque no existen datos concretos y exactos al respecto, considerando los resultados publicados por la empresa para 2018 se puede hacer un cálculo de las pérdidas que el último apagón representó para la firma en términos de ingresos publicitarios.
Durante 2017, Facebook reportó ingresos por concepto de publicidad cercas a los 55.8 mil millones de dólares. Esto significa que por día ingresa 159.9 millones y cada hora 6.4 millones.
Si consideramos que la caída duró cerca de 14 horas, es posible que el gigante de las redes sociales registrara una pérdida de 83.6 millones de dólares en publicidad.
Anunciantes pequeños, los más afectados
Si bien hasta ahora no se sabe la cantidad concreta de usuarios que se vieron afectados y la intermitencia de la afectación, lo cierto es que también los anunciantes se vieron afectados debido al apagón.
La imposibilidad de lanzar campañas así como de gestionar otras, supuso para los anunciantes un costó económico importante. Así lo indicó David Herrmann, cofundador y director de la agencia Social Outlier, quien declaró a Adweek, que cuando menos, uno de sus clientes estima las pérdidas por la caída de ese día en 17 mil dólares.
Si este fenómeno se lee desde la óptica de los pequeños anunciantes el impacto es especialmente negativo. Aunque las inversiones de estos anunciantes son pequeñas si se comparan con marcas de gran tamaño, e cierto que dentro su estructura interna supone una gran pérdida debido a que los resultados esperados se miden a corto plazo.
“Para los pequeños negocios es un impacto muy grande y para nosotros tampoco es fácil porque la mayoría de nuestras cuentas se basan en la performance y no ganamos dinero si no lo ganan nuestros clientes”, afirmó Hermann.
¿Sin ninguna responsabilidad?
Lo más interesante de todo esto son las pocas garantías que los usuarios tienen ante caídas de esta naturaleza.
Con base en lo estipulado dentro de sus términos y condiciones, la plataforma no tiene por qué responder por fallas como las del miércoles, por lo que si un usuario exigiera compensación por las fallas del servicio, esta demanda no procedería.
Al momento de crear una cuenta en Facebook, los usuarios aceptan una cláusula en la que la plataforma se deslinda de cualquier falla: “Nuestros productos se proporcionan tal como están y no podemos garantizar que siempre serán seguros, nunca tendrán errores o funcionarán sin interrupciones, demoras o imperfecciones”. De igual manera, destaca que “bajo ninguna circunstancia” serán responsables por la pérdida de ingresos, información ni otro tipo de daños.
Esto quiere decir, cuando menos en una primera lectura que los anunciantes y agencias que perdieron, no tienen armas para demandar algún tipo de compensación.
Con este tipo de fenómenos que se suman a los recurrentes problemas de privacidad, los anunciantes podrían adoptar una posición en la que el poder financiero que tiene sobre la plataforma sea cada vez más evidente, y la manera de exigir un mejor servicio desde todas las aristas será presupuestos más controlados que, a la larga, podrían incluso desaparecer.