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La creatividad de los diseñadores a través de su versión sobre el aspecto que tendrían ciertas marcas, establece una norma gráfica sumamente interesante.
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El ingenio de un diseñador se ha convertido en una de las mejores apuestas con que hoy en día las marcas se integran de mejor forma ante el consumidor.
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Una de las pautas en diseño es la comunicación y la codificación gráfica es la estrategia para lograr resultados cada vez más relevantes ante el consumidor.
En muchas ocasiones hemos mostrado cómo lucen determinadas intervenciones que llevan a cabo los diseñadores, sobre piezas que destacan por su creatividad y originalidad al momento de interpretar cómo se vería un determinado elemento que forma parte de la vida diaria del consumidor.
La codificación gráfica es la mejor apuesta con que a través del diseño una marca puede comunicarse con los consumidores, ya sea por el aspecto de sus productos o los valores que transmite con el diseño de su logo.
Uno de estos ejemplos lo dio el diseñador gráfico japonés Shusaku Takaoka, quien atrajo la atención en redes sociales por intervenir productos y logos de marcas muy populares, colocándolos en obras de arte y escenas de películas de Disney.
Otro diseñador popular por el resultado de sus creaciones es hey_reilly”, quien a través de su cuenta de Instagram muestra sus ilustraciones en donde hace parodias de marcas, usando sus productos y jugando con sus logos.
Ahora ha sido el diseñador gráfico Andrei Lacatusu, quien imaginó cómo lucirían las grandes marcas tecnológicas como Google o Facebook si fueran tiendas en quiebra.
Tan relevante es el trabajo que llevan a cabo los diseñadores con este tipo de intervenciones, que las propias marcas han confiado en ellos para intervenir sus productos y lograr piezas de gran relevancia comercial.
Este fue el caso de firmas de lujo como Gucci o Louis Vuitton, que tras colaborar con artistas como Trevor ‘Trouble’ Andrew, Takashi Murakami, Richard Prince, Yayoi Kusama o Jeff Koons han lanzado al mercado productos que lejos de ser creativos, se convirtien en piezas de colección de gran valor.
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