Es común la sensación de que, ante la gran cantidad de pendientes, compromisos y actividades que tenemos día tras día, el tiempo nos rinda para algo más que para sobrellevar la enorme carga que tenemos.
De manera casi automática, respondemos a nuestro entorno de manera reactiva con una rutina que nos permita cumplir la mayor cantidad de exigencias de nuestro entorno. El tema es que, más allá de lo que podemos ejecutar y cumplir en nuestro día a día, siempre existirá un deseo interior de hacer algo diferente, un cambio radical que nos descubra una nueva y mejor faceta de nosotros mismos. El problema es que, quizá, nos hemos acostumbrado tanto a nuestra propia rutina que, al querer evaluar nuestra “realidad”, las actividades y compromisos se siguen acumulando y no queda más remedio que regresar al mismo proceso de ejecución, para olvidarnos de lo demás.
Hay que comenzar con reconocer que un grado adecuado de rutina tiene su lado MUY positivo y, de hecho, es necesaria. Nos da estructura, seguridad y una base firme para realizar nuestras responsabilidades de manera ordenada y atinada. Sin embargo, si permitimos que la rutina tome el control de nuestra vida, esta comienza lentamente a carecer de sentido y podemos caer en volvernos unos simples ejecutores de actividades por inercia y no por convicción.
Además, la rutina puede ser uno de los peores enemigos de la creatividad. Hacer “las mismas cosas de la misma manera”, puede proyectarnos un falso sentido de seguridad y control pero ese confort termina por bloquear el ímpetu y los impulsos que nos llevan hacia una “mejora continua” o, mejor dicho, una vida más plena.
Considero de máxima relevancia que, cualquier persona que busque mayor plenitud, tenga o desarrolle la capacidad de observarse a sí misma y a los efectos que ejerce su rutina sobre su propia vida. A continuación, te comparto cinco recomendaciones que considero importantes para romper y/o replantear tu rutina:
1. Aprende a auto-observarte
La capacidad de vernos a nosotros mismos, sin juicios, de manera objetiva es crucial. Sólo así podemos analizar de manera realista nuestra rutina y los efectos de la misma en nuestro estado de ánimo y en nuestra vida en general. Atrevernos a mirar nuestras motivaciones, nuestros anhelos y nuestra forma de accionar y reaccionar ante la vida es el primer paso que debes dar para saber en dónde te encuentras y a dónde quieres llegar.
2. No seas un Control Freak
Sentir que tenemos el control puede ser una “jaula muy bonita y adornada”, pero una jaula al fin y al cabo. El exceso de control puede interpretarse como un poderoso auto-boicot, ya que generalmente se puede fundamentar en el miedo a lo desconocido y por lo tanto a no querer cambiar el Status-quo. Una realidad es que la gente que comienza a tener éxito, generalmente es rebasada por el mismo, por lo que en algún momento, sus rutinas y controles anteriores se vuelven obsoletos. Soltar las ganas de querer controlar todo y abrirnos a nuevas experiencias es definitivamente una clave para romper de manera productiva la rutina.
3. Desarrolla tu propia Conciencia
Con la cantidad de pendientes que tenemos cada día es muy fácil perdernos en una vorágine de actividades y cuando menos lo pensamos, se pasó todo el día y sólo estuvimos ejecutando y reaccionando ante todos los estímulos y tareas que recibimos. Es muy importante darnos cuenta y no permitir que las actividades (lo que hacemos) no se vuelvan más importantes que el propio actor (nosotros mismos). Eso ocurre muchísimo, el día se centra en las actividades que hacemos, en lo que interactuamos con los demás sin estar conscientes de nosotros mismos dentro de esas mismas actividades. Para mí, esa es una de las principales causas de las rutinas dañinas. Así pues, es crucial comenzar por ser conscientes de nosotros mismos al hacer las actividades que desempeñamos.
4. Balancea integralmente tu vida.
No permitas que tu rutina se centre solo en una sola de tus facetas. Hay que recordar que somos personas integrales y que nuestras vidas se conforman por diferentes áreas (laboral, social, salud, desarrollo personal, familiar, etc.). Una persona que se centra solo en una o dos facetas, caerá mucho más rápido en una zona de confort y creará con mucho mayor facilidad una rutina nociva.
5. Establece alguna actividad que te nutra.
Aprender algo, hacer algo que realmente te guste y te levante el ánimo es una excelente balsa salvavidas a la mitad de la semana. Recuerda que para rendir bien en todo lo demás es importante nutrir la mente, el cuerpo y el espíritu. Una actividad que fomente el desarrollo y armonía de estos será una de las mejores herramientas para romper rutinas nocivas.
Estas sólo son algunas de las recomendaciones que más te pueden ayudar a identificar, evaluar y romper rutinas nocivas. Al final, con una vida más plena y consciente, menos rutinaria, fomentarás el desarrollo de tu creatividad, mejorarás tu motivación y desempeño, influirás mejor en las personas y, lo más importante, serás más feliz. Eres bienvenido para comentar y participar en este espacio. Sígueme en Twitter en @carlosluer. Nos seguimos leyendo por aquí.