La mayoría de la personas piensan que ser freelancer significa olvidarse de tener jefe, levantarse a la hora que se desee y trabajar sin presiones; sin embargo ser tu propio jefe representa muchos retos y si no eres disciplinado es muy probable que no alcances los objetivos que esperas.
Te presentamos algunas realidades de la vida de un freelancer y consejos útiles para que la aventura de ser tu propio jefe no se convierta en un vía crucis.
Ahora eres todólogo Tu labor ya no se reduce a tu área de especialización. Ahora deberás hacerla de contador para cumplir con el pago de tus impuestos, de abogado para entender los términos legales de los tratos que logres cerrar, publirrelacionista para seducir a los clientes, gestor de trámites para que todo lo relacionado con tu firma esté en orden… en fin, deberás estar al tanto de todo lo que concierne a la firma naciente que hoy tienes en tus manos.
Conseguir clientes depende únicamente de ti. No puedes quedarte sentado y esperar a que el teléfono suene o tu bandeja de entrada se llene de solicitudes por arte de magia. Para conseguir clientes deberás salir a buscarlos: ármate un buen portafolios con los mejores ejemplos de tu trabajo, ponte lo más presentable que te sea posible -no necesitas las mejores galas, simplemente sé pulcro, plancha bien tu ropa y mantén una buena postura- y utiliza tus mejores técnicas de convencimiento para enamorar a tus posibles clientes.
Si no administras tu dinero, nadie más lo hará. Olvídate de recibir cada quincena el depósito a tu cuenta bancaria. Si trabajas en algún proyecto seguramente no te pagarán hasta que lo entregues totalmente finalizado. Es posible que existan temporadas con pocos o ningún contrato y por ello debes aprender a administrar los ingresos que obtienes por tu trabajo. Al principio deberás racionar los recursos con los que cuentas e invertir en insumos de la manera más inteligente, sin despilfarros y con la cabeza fría.
El tiempo vuela. Muchos se dejan llevar por la confianza y no tener un jefe que marque los tiempos de entrega puede provocar que no calcules bien y el tiempo se agote sin que puedas avanzar mucho en tu deberes. Lleva una agenda en la que marques las fechas de entregas y dale seguimiento a tus procesos de trabajo de manera que hagas estimaciones efectivas y siempre cumplas a tiempo con tus compromisos.
Ahora el jefe eres tú. Es probable que requieras el apoyo de algún colaborador a quien deberás pagarle por su trabajo. No está de más aconsejarte que el trato que le des sea el mismo que siempre deseaste para ti. No te retrases en el pago de sus honorarios ni subestimes las aportaciones que puede hacer al proyecto que estén preparando.
Mantente actualizado. Participa en cursos y diplomados, estudia posgrados si te es posible y busca estar siempre al día con los avances de tu área de especialización; pero no nada más: tu preparación debe incluir talleres de desarrollo empresarial para que conozcas a detalle las áreas de oportunidad y las fortalezas de tu actividad y de tu proyecto, el cual, si logras hacerlo crecer, puedes proyectarlo como una naciente empresa cuyos alcances únicamente dependerán de ti.