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El dinero ha cambiado con el tiempo y con la manera en que los consumidores han transformado sus hábitos.
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Los compradores ya no están limitados por el tiempo o la distancia, y cada vez ven más allá de sus fronteras para encontrar los productos y servicios que desean.
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Para las empresas que realizan ventas en línea este panorama representa que podrán tener acceso.
La sociedad vive un momento de creciente libertad y accesibilidad global, con la demanda de los consumidores impulsando la innovación tecnológica, lo que resulta en rápidos cambios de estilo de vida en todo el mundo.
Los compradores ya no están limitados por el tiempo o la distancia, y cada vez ven más allá de sus fronteras para encontrar los productos y servicios que desean, lo cual crea oportunidades concretas para los comerciantes en línea que buscan crecer y ampliar su negocio.
“Cada vez es más común escuchar y conocer de casos de consumidores que se acercan más a la experiencia de la compra virtual o por Internet, lo que es una de las razones por las cuales el acceso a la red está incrementándose en nuestro país”, indicó Matías Fainbrum, gerente general de Ingenico ePayments en Latinoamérica.
Para el año 2015, había un estimado de 65 millones de internautas, lo que representa un aumento del 15.7 por ciento en relación al año anterior, y no hay duda que esa cifra ha seguido incrementándose y continuará por el mismo rumbo.
Más allá del panorama, se calcula que las tasas de crecimiento de los pagos vía electrónica en los países desarrollados ayudarán a compensar el menor crecimiento de las economías emergentes. Igualmente, el valor mundial de los pagos no monetarios se incrementará seis por ciento, en promedio, durante los próximos cuatro años.
Para las empresas que realizan ventas en línea este panorama representa que podrán tener acceso, en mayor o menor medida, a una cifra de 900 mil millones de dólares durante la próxima década, pero podrán beneficiarse de esto sólo aquellas empresas que hayan migrado o que migren del pago en efectivo al pago electrónico, además de ofrecer servicios innovadores de valor agregado y atender en forma efectiva incluso a aquellos clientes que no tengan cuentas bancarias para también beneficiarlos.
¿Qué se espera en Latinoamérica?
De acuerdo con cifras propias, el crecimiento del comercio electrónico en la región latinoamericana representa el diez por ciento del volumen mundial de pagos no monetarios, gracias a las condiciones favorables que se han ido desarrollando.
Según eMarketer, empresa de investigación de mercados y productora de información relacionada con mercadotecnia digital, las ventas de comercio electrónico en Latinoamérica alcanzarán 84 mil 750 mil millones de dólares en el 2019, un incremento de 42 por ciento en relación a 57 mil 200 millones registrados en el 2016.
En México, se alcanzarán los 13,27 mil millones de dólares para el 2019, lo que significa un aumento del 67 por ciento con relación al 2016, cuando se registraron compras por 7,42 mil millones.
La Asociación de Internet señala que las compras en Internet se han incrementado progresivamente. De hecho, para el año 2015 habían alcanzado un 36 por ciento del total de actividades en línea gracias a un incremento del once por ciento en relación al año anterior.
El informe indica que los varones sobrepasan a las mujeres en cuanto al volumen de compras en línea y la realización de operaciones de banca vía web. Asimismo, tres de cada cuatro internautas declaran que Internet ha cambiado sus hábitos de cómo hacen las cosas, principalmente los hombres en la franja de edad de 13 a 55 años.
“En el subcontinente destaca Brasil, país que alcanzará treinta mil millones de dólares para el 2019. Hoy en día, el gasto en línea de ese país sudamericano es similar a la suma del gasto del resto de los países latinoamericanos”, apuntó Matías Fainbrum.
En la misma región se denota una combinación de comportamientos y preferencias de pago con un fuerte énfasis en compradores y formas de pago locales. En 2015 las ventas minoristas en línea en Brasil ingresaron casi veinte mil millones de dólares, el doble de los ingresos alcanzados en México y Argentina.
¿Qué pasa con las plataformas digitales?
Los dispositivos móviles representan una plataforma en crecimiento que incide en el comercio virtual. De hecho, en México el smartphone ya supera a las laptops en penetración de dispositivos de acceso a Internet.
Para el 2015, su porcentaje de uso fue de 77 por ciento, cifra mayor al 10 por ciento en relación al 2014. Y aunque las laptops y las PC siguen vigentes, las tablets también han aumentado en su penetración.
“En ese sentido, las entidades bancarias se han adelantado mediante la promoción de los pagos electrónicos precisamente a través de las plataformas móviles e inversiones orientadas a reforzar la penetración de puntos de venta”, indicó el gerente general de Ingenico ePayments.
Sin embargo, los números por sí solos no muestran una radiografía completa del sector del comercio en línea en Latinoamérica. Lo cierto es que el pago en efectivo y con tarjetas de crédito sigue usándose con mucha frecuencia a pesar de que dos tercios de la región no cuentan con una cuenta bancaria y menos utiliza métodos de pagos electrónicos.
Brasil es la excepción, ya que se ha adaptado de mejor forma al comercio electrónico, principalmente con base en las plataformas móviles. Pero por otro lado, debido a la desigualdad en el avance económico de la región, todavía falta mucho por hacer antes de que se pueda explotar todo el potencial del comercio en línea.
“De cualquier forma, notamos que los distintos países latinoamericanos, en mayor o menor medida, están invirtiendo en el desarrollo de tecnologías no monetarias y están abandonando progresivamente la costosa infraestructura asociada con la banca y los métodos de pago tradicionales”, señaló el ejecutivo de Ingenico.
Las empresas que deseen incursionar con el comercio electrónico en Latinoamérica, deben evaluar los costos y riesgos inherentes a los distintos sistemas bancarios y métodos de pago en la región, ya que todo esto representa un enredo de tecnología e infraestructura que exige un alto grado de conocimiento y visión local e inclusive regional, pero las oportunidades se presentan para aquellas empresas que decidan involucrarse.