En México, ingresar a la educación a nivel profesional todavía es una hazaña, ya que sólo el 17 por ciento de los personas de entre 25 y 64 años logran tener estudios universitarios.
De acuerdo con el estudio Panorama de la Educación 2017 de la OCDE, sólo el 1 por ciento de los mexicanos de ese rango de edad tienen una maestría o equivalente, mientras que menos del 1 por ciento tienen un doctorado.
En contraste, naciones como Israel, donde los niveles educativos mayores a la universidad son de 50 por ciento; en Australia es de 44 por ciento; Noruega de 43 por ciento, y en Italia de 18 por ciento.
Los últimos semestres de la universidad y primeros meses después de graduarse es cuando los estudiantes comienzan a dar el paso al mundo laboral con una mezcla de nervios y emoción.
¿Sabes qué hacer para integrarte al mundo laboral? WeWork recomienda lo siguiente:
- Evaluar virtudes y debilidades propias. Este es un momento y una oportunidad de reconocer con honestidad los dones personales a explotar y las áreas de oportunidad a trabajar. Cada quién tiene sus propios “superpoderes” y es importante activar acciones de branding personal durante una entrevista para convencer a los interlocutores de llevar a cabo la contratación.
- Presentarse correctamente a una entrevista laboral. Antes de acudir a una entrevista laboral, se debe realizar una investigación previa sobre la empresa: clientes, competencia, reportajes sobre ella, últimos lanzamientos, sólo por mencionar algunos. Después, es recomendable pensar en la vestimenta adecuada según el perfil de la compañía: formal o business casual.
Es indispensable llegar siempre 15 minutos antes y presentarse con el currículum vitae impreso en un par de copias y dentro de un folder. Esta es una buena oportunidad, también, para practicar cómo saludar de mano. Firme y mirando al reclutador a los ojos, con un gesto amable es la mejor opción para comunicar seguridad y confianza en sí mismo.
- Redactar correos. Una buena parte de casi todos los empleos implica enviar correos electrónicos para dar seguimiento a proyectos o iniciar contactos. Es fundamental que los recién egresados sepan darse a entender por escrito y adaptar la comunicación a los destinatarios, así como también cuidar su ortografía, pues será parte de su carta de presentación.
- Recibir y dar retroalimentación. Aprender algo nuevo, es un proceso que requiere de tiempo y paciencia, y el trabajo no es la excepción. Si bien existirán momentos cuando los superiores podrán reconocer el buen esfuerzo y trabajo, también habrá ocasiones en donde se necesite reprender algún error cometido y recibir retroalimentación, y es importante saber tomar los comentarios como parte del aprendizaje y crecimiento.
Ser recién egresado significa que uno va acompañado de ideas frescas e innovadoras que suman a cualquier proyecto o estrategia a desarrollar. Saber proporcionar ideas creativas y respaldarlas con fundamentos será un diferenciador importante con respecto a otros empleados y algo de valor para las compañías.
- Limpiar el pasado incómodo. Durante la etapa universitaria, las redes sociales están repletas de fotografías de fiestas y reuniones, dando una imagen que puede no ser la esperada por la compañía a la que se desea entrar. Después de todo, hay departamentos de recursos humanos que realizan investigaciones del candidato antes de la entrevista. Es mejor eliminar aquello que puedan llevarles a la conclusión de que el candidato es poco serio o dista del perfil que buscan.
- Identificar posibles asesores de carrera. Al ser todo nuevo en las primeras experiencias laborales, es normal que surjan dudas. ¿Cómo envío un correo? ¿En qué se debe fijar uno al leer un contrato? ¿Qué debo decir en una conferencia telefónica? Se recomienda identificar quiénes son esas personas a quien no solo se les tiene la confianza para externar las inquietudes, sino que también se distinguen por su seriedad y trayectoria profesional.
- Generar una presencia profesional en línea. Hoy en día, es una realidad que las empresas reclutan candidatos mediante distintos portales, por lo que es necesario tener siempre actualizados los perfiles en cada uno de ellos. Si aún no se cuenta con una experiencia profesional, se puede comenzar con reconocimientos escolares importantes, proyectos y actividades extracurriculares que puedan sumar como habilidades con respecto a un puesto en particular.
- Enlistar habilidades y hobbies. Si bien algunos son afortunados en saber desde un inicio a qué se quieren dedicar en la vida profesional, hay quienes se gradúan sin tener idea. Una manera de aproximarse a definir los intereses profesionales puede ser hacer una lista de pasatiempos que también sean algún tipo de habilidad que tenga potencial de ser rentable, o que pueda proporcionar alguna pista de a qué les gustaría dedicarse, por ejemplo, escribir, diseñar en Photoshop, maquillar o saber doblar voces.
Después de todo, cuando una persona conecta con aquello que le apasiona, su trabajo tiene un impacto aún más positivo en el mundo.