El androcentrismo es la visión del mundo que sitúa al hombre o a lo masculino como centro de todas las cosas. Esta concepción de la realidad parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, sean hombres o mujeres. El androcentrismo lleva en la historia del mundo muchos siglos.
Nos ha dado poco avance y nos ha hecho mucho daño a hombres y mujeres. Parece muy casual y muy normal que todo, hasta las mismas palabras estén en un tono, una forma y en un fondo masculino. No hace mucho tiempo, recuerdo que a una amiga mía le costó mucho trabajo que en la UNAM, le cambiaran su título de doctor a doctora. Fue un trámite imposible, como si no existieran mujeres profesionales y tan eficientes en el sector salud.
La mayoría de los papás ya no somos como antes. Los roles han cambiado mucho en pocos años. En una sociedad en donde existen dos sexos distintos, todo esta pensado en función de los hombres, deberíamos de entrar una nueva era que es la desaparición de los géneros. De un a cultura andrógina -Que reúne los dos sexos en el mismo individuo- esto es una operación muy compleja y un gran reto para el futuro. Muchas veces, las mujeres confunden el éxito en comportarse como hombres y esto es un gran error. Sin embargo los hombres no imitamos en comportamientos exitosos a las mujeres. Lo que sigue para evolucionar es abrir a los hombres el mundo femenino. Y nos lo tienen que abrir ellas mismas. Ya no somos género, somos humanos, un segmento heterogéneo que cada día se vuelve más complejo. El feminismo auténtico es un movimiento de liberación de mujeres y de hombres, lo que pasa es que muchos hombres aun no nos hemos dado cuenta. Las mujeres tienen que comenzar a dejar de ser abnegadas y sufrir por su condición de género y los hombres vamos hacia convertirnos en seres más emocionales, endebles y frágiles. En verdad.
¿Cómo son los papás hoy para las marcas que los quieren atrapar?
Somos más escurridizos, frágiles. Bajos en autoestima. No es que seamos menos fuertes, sólo que las mujeres nos han ganado ya en muchas cosas y sentimos competencia verdadera.
Luchamos en contra de mujeres misándricas -Aversión y odio a los varones- que nos odian, nos lastiman y nos dominan. Como hay misoginia -Odio a las mujeres, machismo-, también hay mucha misandría de clóset.
Somos muchos padres cuarentones primerizos. Como nuevo segmento de padres, nos encanta ser permisivos, consentidores y vemos a nuestros hijos como una extensión de un juego o un juguete. Como un don de redención a nuestros muchos pecados histórico.
Somos más emocionales y criadores que proveedores.
Somos y seremos menos digitales que nuestros hijos y educamos a unos mini consultores de tecnología, de contenido y de hiper-información. Y estos hijos que dejarán de ser tan apegados a nosotros y que nos abandonarán cerca de los 15 años por mejores experiencias offline/online nos educarán a nosotros y seremos víctima de sus regaños.
Somos más besucones, abrazadores y apapachadores.