El trabajo infantil perpetúa el círculo vicioso de la pobreza e impide que los niños adquieranclas calificaciones y la educación necesarias para asegurarse un futuro mejor.
Asimismo, las consecuencias de ese nocivo fenómeno van mucho más allá de la niñez: recaen también sobre la economía de un país pues éste pierde competitividad, productividad e ingresos potenciales, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
La Decimoctava Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (XVIII CIET) determina a la población infantil como todos los niños y niñas de 5 a 17 años. Y considera el concepto de ocupación, a lo que refiere a toda actividad económica destinada a producir o proporcionar bienes y servicios para el mercado o la producción para el autoconsumo en el sector primario.
En México, para 2015, el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) muestra una tasa de ocupación de la población de 5 a 17 años de 8.4 por cada 100 niñas y niños en ese rango de edad, lo que corresponde a 2 millones 475 mil 989 niñas y niños que realizan alguna actividad económica.
Del total de menores ocupados, 69.8 por ciento son niños y 30.2 por ciento son niñas. Lo anterior representa una tasa de 11.5 ocupados por cada 100 niños y 5.2 ocupadas por cada 100 niñas.
Dentro de la categoría de niños ocupados, existen menores que se encuentran en actividades definidas como no permitidas por estar debajo de la edad mínima o en ocupaciones y actividades peligrosas según la Ley Federal del Trabajo.
Así, de los menores de 5 a 17 años ocupados, nueve de cada 10 (89.6 por ciento) realizan actividades no permitidas. Lo anterior representa una tasa de ocupación no permitida de la población de 5 a 17 años de 7.5 por cada 100 niñas y niños entre estas edades; la cifra es mayor para los niños (10.7 por cada 100 niños), que para las niñas (4.2, por cada 100 niñas).