En los últimos días Facebook ha regresado al ojo del huracán derivado de un reporte de The New York Times en el que se informó acerca de acuerdos con alredeor de 60 empresas para el uso de datos personales así como de terceros. De igual forma, el escándalo de Cambridge Analytica repercutió en que Mark Zuckerberg compareciera ante diplomáticos estadounidenses y parlamentarios europeos, sin embargo, el uso activo se vio intacto.
Derivado de ello, diversos territorios han intentado regular el uso de datos, Europa parece estar un paso adelante con su regulación, sin embargo, este no es el siguiente paso de la era big data. De acuerdo con Alice Liogier, estudiante universitaria que investiga el uso comercial de la información personal, llegó a la conclusión que si los individuos quieren verdaderamente ser dueños de sus datos, deberían estar autorizados a venderlos.
En declaraciones realizadas para Bloomberg, Liogier sostiene que los emprendedores, funcionarios así como ejecutivos que quieren entender la próxima fase de la era big data necesitan ir más allá, pues esto tiene que ver con la privacidad, sino con la propiedad y el control.
“El debate se centra en este momento en la protección de los datos y la privacidad, es donde se han materializado los miedos, pero la venta y propiedad de los datos es el gran tema que viene y probablemente el más importante”, aclaró la investigadora al medio.
Los consumidores a nivel mundial están tomando conciencia de que Facebook y Google están construidos sobre datos que ellos cedieron sin ninguna compensación monetaria.
Y es que la estudiante sostiene que la verdadera propiedad de los datos implicará tener toda la información personal, desde las ideas políticas, hasta las preferencias por uno u otro producto e incluso registros médicos, en un lugar para poder decidir quién podrá acceder a ella y bajo qué condiciones. Este cambio en el paradigma podría significar la posibilidad de vender la información, señaló el medio.
No se trata únicamente de controlar los avisos publicitarios, sino la capacidad de procesar grandes cantidades de datos personales promete cambiar las relaciones, gobiernos e incluso los cuerpos; debido a la introducción permitida de los hábitos de compra.