Sabemos que el smartphone es un dispositivo indispensable para millones de personas, tanto que se estima que para finales de 2018 habrá cerca de 2 mil 530 millones de usuarios a nivel mundial, de acuerdo con datos proyectados en Statista.
Desde su irrupción hace alrededor de una década modificó la forma en que las personas se comunican, tanto que hay diversos estudios que señalan cierta dependencia por este tipo de dispositivos.
Según un estudio realizado en 2017, por Ipsos MORI para Deloitte, los usuarios de smartphone revisan sus dispositivos en promedio 47 veces por día. Otros análisis incluso han concluido que los teléfonos inteligentes afectan de manera negativa las relaciones interpersonales.
Pero, estos podrán no ser los únicos efectos producidos por los smartphone, hay otro relacionado con el medio ambiente que, si bien se han señalado como causa de la presencia de diversos contaminantes, como las baterías y pantallas, también podrían tener un impacto producto de la radiación electromagnética que producen.
De acuerdo con el informe de EKLIPSE, un proyecto europeo para el desarrollo sostenible propuesto por la organización británica Buglife, es urgente “fortalecer la base científica del conocimiento sobre la ERM y sus posibles impactos en la vida salvaje”.
Sólo durante 2017 se vendieron cerca de mil 535 millones de smartphone a nivel mundial, donde Samsung, Apple y Huawei son las principales marcas vendidas, de acuerdo con datos de Gartner, Inc.
Los investigadores señalan que los smartphone, así como el uso de redes de telecomunicación como el 2G, 3G, 4G o el WiFi podrían afectar “la orientación y movimiento” natural de diversas especies de aves, murciélagos, ratones, insectos, así como la salud metabólica de las plantas.
El informe se respaldó en el análisis de 97 estudios, cuyas conclusiones son preocupantes ya que, aunque no es posible aún determinar con exactitud cuánto y cómo afectan a la naturaleza, es un hecho que con el paso del tiempo hacemos más uso te este tipo de tecnología (se aproxima la 5G).
Nos preocupa cómo el uso de dispositivos móviles como los smartphone, tablets, y laptops pueden afectar el comportamiento social y las relaciones humanas, pero también deberíamos ocuparnos por cómo impactan al medio ambiente de manera directa o indirecta y tratar de buscar una solución.
No se trata de ser extremista y exigir que las marcas desaparezcan esta tecnología, al fina han sido parte importante del desarrollo de las sociedades contemporáneas. Pero, la historia nos ha demostrado (revolución industrial) que el progreso puede pasarnos una factura muy cara -calentamiento global- y, si hoy estamos a tiempo para intentar reducir nuestro impacto negativo, las marcas que lo hagan, seguramente encontraran una importante respuesta por parte de los consumidores.