Andrés Manuel López Obrador utilizó este domingo el antibranding como elemento de su discurso durante el segundo debate presidencial, luego de que presentara un libro apócrifo titulado “Las Mentiras de Anaya” en alusión a los dichos del candidato Ricardo Anaya.
Los aspirantes presidenciales discutían sobre si AMLO, había o no, traído la mayor inversión extranjera a la Ciudad de México, cuando el político tabasqueño fuera jefe de gobierno de 2000 a 2005; sin embargo, López Obrador hizo alusión al “libro” de Ricardo Anaya.
“Esto es falso, y ahora que Anaya anda promocionando un libro, aquí está ‘Las Mentiras de Anaya’ y con eso escribe otro capítulo”, indicó López Obrador al candidato de “Al Frente por México”.
Las estrategias basadas en debilitar, desprestigiar y vulnerar al contrincante político, se convirtieron en el eje central de las campañas electorales offline a lo largo del siglo pasado.
En la campaña política que se desarrolla en México encontramos una tendencia que hace alusión al concepto del antibranding, enfocado principalmente en el aspecto negativo de la persona contra quien se usa.
En una campaña política, los estrategas ponen mucho énfasis en cómo van a presentar al candidato (lema, jingle, aplicación, fondeo); sin embargo, un recurso que pueden usar tus adversarios es la contracampaña o el antibranding.
Se aplica utilizando apodos, o desvirtuando el nombre del candidato, del partido político, o de la coalición política.
Durante las campañas políticas el manejo de la imagen es fundamental, porque es un proceso que se da en la mente de las personas y a cualquier marca que se considere o vea, se le otorga personalidad, genera actitudes pertinentes, estímulos y respuestas, a pesar de ello, trabajar en una imagen pública no significa que se tenga definida de manera absoluta.
La percepción de la imagen se da en todos los ámbitos: en el de los maestros, empresarios, políticos. Hay políticos inteligentes, radicales, moderados, centrados, este tipo de perfiles se van formando de manera particular y la imagen de un candidato o partido es lo que la gente piensa de él.
Para la formación y mantenimiento de la imagen se consideran cuatro elementos:
- Lo que el candidato dice de si mismo a través de su campaña, spots, estrategias, eventos.
- Lo que el candidato significa para la gente: ¿significa más de lo mismo? ¿significa vanguardia? ¿significa juventud?
- Lo que la gente dice del candidato: Tiene que cuestionarse ¿qué rumores dicen de mí? Por ejemplo, se puede decir entre la gente ciertos rumores sobre el gobernador en turno.
- Lo que le pasa al candidato: Eventualmente a un candidato, en una campaña le pueden pasar muchas cosas que van transformando su imagen.
Para desarrollar una campaña política es necesario que se planifique la integridad de la estrategia, porque puede haber buenas campañas, pero no siempre dan buenos resultados o puede haber buenas ideas pero no dan buen resultado.