Para nadie es un secreto que las redes sociales se han convertido en un punto de escape para el consumidor, en el cual encuentra las condiciones adecuadas para expresar sus puntos de vista y fijar postura en todo lugar y momento sin restricciones aparentes. Esto esta a punto de cambiar y casos como el de Ricardo Alemán así como el de Elihu Gil, lo demuestran.
La apertura de estos espacios de comunicación ha permitido que las redes sociales ocupen un lugar privilegiado dentro de las dinámicas de comunicación e interacción de las audiencias.
Según cifras de un reporte realizado por Hootsuite y WeAreSocial, las redes sociales han penetrado en el 50 por ciento de la población mundial. A partir del 2011, la base de usuarios de estas plataformas comenzó a crecer muy rápido; de hecho, se estima que la cantidad de personas que creó una cuenta en Facebook llegó a crecer al menos 70 por ciento.
Las ventajas que hasta el momento ofrecen estos espacios de interacción son diversos; no obstante, el alcance, la inmediatez y la cierta facultad de anonimato se mantuvieron como las grandes ventajas.
Si bien todos esos beneficios se mantiene, la realidad es que podrían estar en vías de desaparición, debido a lo que muchos han calificado por un “mal uso de estos espacios” como consecuencia de la hostilidad y agresión que caracterizan a las conversaciones en más de una ocasión.
Las redes sociales funcionan bajo un modelo comunicativo horizontal y no jerárquico, en el que participan una gran cantidad de personas con muy pocas estructuras de control. Esto, que en u principio fue visto como un gran aporte para el avance de la civilización, ahora es una desventaja de dimensiones mayúsculas.
Por ejemplo, según un estudio reciente de Demos — consultora basada en el Reino Unido — existe un problema serio de misoginia en redes sociales. Según la investigación realizada durante tres semanas en redes sociales se detectaron 200 mil mensajes agresivos a nivel internacional dirigidos a 80 mil mujeres. La empresa utilizó las palabras “slut” y “whore” para catalogar dichas agresiones, esto último preocupa ya que de agregarse versiones de las palabras en español u otras iteraciones locales que son igualmente graves la cifra hubiera subido de manera dramática. Un dato que resultó interesante es que el 50 por ciento de los mensajes que Demos identificó como misóginos se originaron de mujeres, lo que refuerza la idea de que las redes sociales se han vuelto un terreno de extrema agresividad.
Casos concretos han dado rostro y alma a este fenómeno. Basta con ver la polémica desatada por Ricardo Alemán y Elihu Gil, quienes han sido acusado por la opinión pública de utilizar las redes sociales de manera incorrecta ante supuestos llamados para atentar contra la integridad de Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia por Morena.
México se encuentra entre los países con situación difícil para la libertad de prensa, de acuerdo con Reporters Without Borders
Durante ele fin de semana, el periodista Ricardo Alemán publicó en su cuenta de Twitter una imagen en la que presuntamente promueve el asesinato de un candidato en plena contienda electoral por la presidencia de México, que rápidamente se asoció a la candidatura de López Obrador.
Las respuestas al hecho fueron diversas y la historia terminó cuando empresas como Televisa y Canal Once suspendieron sus contratos laborales con Alemán.
Aquí les dejo el tuit que me llegó en respuesta a comentarios en esta red social! Mi expresión de "Les hablan" fue en ese contexto! Lo demás son chairismos mentales de @julioastillero ! Y que cada quien saque sus conclusiones! pic.twitter.com/MLIP9gt597
— Ricardo Alemán (@RicardoAlemanMx) 6 de mayo de 2018
Situación similar se vivió este lunes con Elihu Gil, compositor nominado a un premio Grammy, quien expresó en redes sociales que muchos mexicanos desean que “le apliquen” la de Colosio a AMLO, lo que se sumó a otras publicaciones en las que habla sobre lo sucedido con Ricardo Alemán y la “doble moral” luego de que considerara su cese de actividades en algunas televisoras como una violación a los derechos de expresión.
EL debate está sobre la mesa y más allá de las verdaderas intenciones detrás de publicación, lo cierto es que ambos casos dejan en claro una realidad con la que medios y marcas deberían lidiar cada vez con mayor fuerza ante entornos mucho más polarizados.
Si, y sin duda el que le quiten la chamba a alguien por decir lo que piensa es una mierda. A mí no me pueden quitar nada así que creo habano por muchos.
— Elihu Gil (@gilelihu) 7 de mayo de 2018
Es probable que el clima hostil de convivencia que caracteriza las redes sociales sea parte de la evolución del propio medio o bien una consecuencia de los vacíos en términos de regulación que existen para la mayoría de los medios digitales. Llegar a un acuerdo entre aquello que es correcto y directo, frente a aquello que es una agresión que demanda regulaciones será complejo.
El consumidor parece no saber lo que quiere; la exigencia de regulaciones a momentos, que en otra escenarios se convierte en una violación a la libertad de expresión con la que marcas y medios deberán enfrentarse.
Lo único cierto ante el tema es que estamos obligados a impulsar en comunión un pensamiento mucho más critico del uso de estos espacios de comunicación, que aunque nacieron como plataformas abiertas, hoy son canales que parecen cerrarse frente a la libertad de expresión que parece transformarse con mayor rapidez e intensidad en puro libertinaje.