El home office es un esquema de trabajo flexible que permite al empleado ejercer sus labores desde su domicilio o en un local libremente elegido por el, sin vigilancia ni dirección inmediata de quien proporciona el trabajo, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo.
Cuando el puesto lo permite, las compañías han mostrado cada vez mayor apertura al modelo home office, por ejemplo en el caso de soporte técnico, redactores o diseñadores.
Aunque en muchos casos se trata de un día a la semana, el sistema parece una opción que ha encantado principalmente a generaciones como los Millennials.
Pero, ¿se debería implementar en las empresas en pro de sus intereses? Accountemps dice que sí, concluyó que 28 por ciento de los directores financieros aseveró que al eliminar el tiempo de traslado de sus empleados, creció la productividad en sus firmas.
Sin embargo, hay que considerar que existen casos que demuestran que no funciona del todo. IBM está reconsiderando su implementación porque cree que los equipos requieren interacción cara a cara, pues han tenido una caída de ingresos durante 20 meses consecutivos. Ese seria un no a la práctica del Home office.
También hay que decir que hacer home office motiva a los profesionales de diversas industrias que la National Bureau of Economic Research (NBER) indicó que “el postulante promedio está dispuesto a aceptar un salario 20 por ciento más bajo para evitar puestos de trabajo con horarios fijos.
Y al final, se ha demostrado que los Millenials suelen buscar un espacio de trabajo que fomente la colaboración competitiva, aunque los Baby Boomers prefieren trabajar de forma independiente hasta que necesiten colaborar, es entonces cuando lo hacen cara a cara.
Esto coloca al final en una situación muy pareja entre decir sí o no a esta práctica, pero se puede concluir que las empresas deben considerar la actividad y el rubro al que pertenecen, para diagnosticar si puede implementarse o no en su caso.