La ‘enemistad’ entre Netflix y parte de la industria cinematográfica ya lleva al menos un año, debido a que parte del gremio dice que las películas producidas por la plataforma de streaming no deven ser consideradas parte del séptimo arte.
No es nuevo escuchar del rechazo contra las producciones de Netflix por parte de productoras, directores y festivales, el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Cannes, el más reconocido a nivel mundial se generó mucha polémica por la inclusión de Okja (Joon-ho Bong) a la lista por la Palma de Oro.
Llovieron críticas por todos lados, incluso, el director español Pedro Almodovar afirmó que respeta y celebra la existencia de plataformas como Netflix, pero le “parece una paradoja” galardonar a una película “que no pueda verse en la pantalla grande”.
Este año continúa la polémica, el Festival de Cannes determinó que las películas producidas por la compañía de Los Gatos, California, no podrán competir por la Palma de Oro, la compañía podría sacar todas sus piezas del evento. La respuesta de Netflix fue retirar sus películas del certamen.
Esto ya afectó a producciones que lucían interesantes para parte de la crítica y el público, entre ellas Roma, cinta de Alfonso Cuarón o Norway, de Paul Grengrass, de acuerdo con un reporte de Vanity Fair.
Igualmente, el director y productor Steven Spielberg (Ready One Player) declaró en entrevista con la televisión británica que las películas de Netflix no deberían ser elegibles para competir por los Premios de la Academia (los Oscar), que debería ser juzgadas como productos para la televisión y, por ende, inscribirse en los Emmy Awards.
Aunque Netflix es una compañía rentable, con ingresos por 11 mil 692 millones de dólares (2017) y más de 125 millones de suscritores a nivel mundial, esto no quiere decir que no esté interesada en que sus películas no puedan ser contendientes para algún festival o entrega de premios cinematográficos.
Es consciente que un premio es igual a prestigio y esto abre ventanas de oportunidad en muchos sentidos; más suscritores, más empresas y productoras interesadas en hacer negocio, así como directores y celebridades interesados en participar en alguna cinta. Todo, en conjunto, contribuiría a incrementar sus ganancias.
El problema, según algunos especialistas, es que muchas cadenas de cine (principalmente de Estados Unidos) no aceptarían distribuir una película que se estrene de manera simultánea en la plataforma de streaming dado que esto podría afectar la taquilla.
Esto es cierto, pero al final este tipo de producciones más que aspirar a una gran taquilla, buscarían asegurar la experiencia de ir a un cine, el prestigio y credibilidad que esto conlleva. Por ello, según un reporte de Los Angeles Times, Netflix está considerando la posibilidad de invertir en su propia cadena de salas de cine.
Una opción sería Landmark Theaters, que cuenta con 53 salas y 255 pantallas en 27 mercados según información de la compañía propiedad de Mark Cuban (el mismo de los Dallas Mavericks de la NBA). Sin embargo, el negocio no se ha concretado.
El interés de la compañía de Los Gatos no es nuevo, hace dos años dimos cuenta del acuerdo con iPic Theaters, para mostrar sus películas originales en sus salas de cine.
Lo cierto, es que tal vez no sea necesaria una inversión de tal magnitud como para comprar una cadena de cine, tal vez, lo que necesite Netflix es ser más flexible en su estrategia de distribución, este año se llevó un Oscar con el documental Icarus, que se proyectó de manera simultánea en la plataforma que en algunas salas de cine. Sin embargo, podría encontrar menos rechazo y tener más éxito con sus proyecciones si sigue los pasos de Amazon Studios, cuyas producciones en las que tiene participación primero son proyectadas en salas para después llegar a su plataforma.