El Dalai Lama dice que la felicidad no es algo confeccionado, sino que viene de tus propias acciones. Esta aseveración puede extrapolarse al terreno de las empresas, porque finalmente, es el comportamiento humano el que determina, a la larga, los resultados en los negocios.

Durante muchos años las escuelas de negocios y las mismas corporaciones, han puesto énfasis en temas como producción, finanzas, rendimiento económico, inversiones, rentabilidad. Más ahora, hay un creciente interés en la ciencia de la felicidad, el elemento secreto que muchas organizaciones buscan para alcanzar el éxito.

Está comprobado que la psicología positiva puede contribuir a la sustentabilidad en la sociedad. El éxito está directamente asociado a la felicidad, porque es tanto el efecto del éxito en la felicidad, como el de la felicidad en el éxito. Sin embargo, no por ello significa que mayor éxito redunde en más felicidad.

Aquí es donde entre la psicología en la organización. Si motivamos lo positivo, las relaciones y los resultados mejoran hasta la salud física. Incluso, una pequeña ración de felicidad beneficia nuestro sistema inmunológico.

Pero ¿cómo proceder en la organización? ¿existen también recetas para la felicidad corporativa? Mucho se ha escrito al respecto: libros, ensayos, artículos y tratados. Las empresas apelan a lo mejor y más elevado del ser humano: la moral. Y me parece que en este sentido lo que postula Ben-Shahar, experto en psicología positiva, es lo que mejor responde a este ingrediente en búsqueda de la felicidad.

La manera de introducir la felicidad a nuestras vidas y nuestras organizaciones no es tan complicado o utópico como uno podría pensar. Solo requiere poner un poco de atención en cuestiones cotidianas que pueden marcar la diferencia.

Empecemos por las emociones. La tristeza, el coraje, el miedo son muchas veces reprimidas o negadas. Si tratamos de contener las emociones lastimosas, solo las hacemos crecer. Las emociones deben de expresarse, es cierto que no con todos, pero tenemos que identificar aquello amigos o colegas cómplices en nuestros momentos de desahogo.

Existen estudios que demuestran que la práctica habitual de deporte provoca la secreción de endorfinas, de ahí que al concluir un ejercicio uno se siente mejor, en general, más animoso y con energía renovada. Por eso al ejercicio se le denomina la wonder drug, la medicina psicológica más poderosa. Las organizaciones modernas fomentan el deporte, incluso cuentan con gimnasios dentro de sus instalaciones.

Hacer actos de benevolencia, es una de las mejores formas de ayudarnos a alcanzar la felicidad. Hacer el bien, te hace sentir bien. Especialistas aseguran que el ser amable con los demás hace una pequeña pero significativa contribución al bienestar subjetivo. La afirmación de “ayudar te hace feliz “, se ha convertido en un tema recurrente en la psicología popular y lo libros de autoayuda.

La gratitud es una emoción positiva, qué de acuerdo a investigaciones, son buenas para nuestro cuerpo y nuestra mente, pues nos abren el espectro en la toma de decisiones y asimilar más información. Además, refuerzan nuestra capacidad de desarrollar aptitudes, aprender y tomar buenas decisiones. Cuando hacemos de la gratitud un hábito, nos deja muy presentes las cosas buenas cuando estas suceden. Ese enfoque de gratitud tiene efectos positivos en nuestro estado de ánimo. Por ello, nunca hay que tomarla como dada, la gratitud se debe ejercer siempre.

Finalmente, el estrés. Con frecuencia nos quejamos del estrés al que estamos sometidos y lo calificamos como algo negativo. Pero no nos percatamos que el estrés puede ser algo bueno, el problema estriba en no dedicarle el tiempo suficiente y atención a la recuperación.

Estudios han revelado que las personas exitosas no son aquellas que no experimentan el estrés, todo lo contrario, son aquellas que compensan sus vidas irrumpidas por presiones con períodos de recuperación.

Ser consciente de tus acciones te ayudará a ser mucho más feliz.