Luego de más de un año de negociaciones y un lustro de crisis, finalmente parece que SanCor, la segunda láctea argentina, tendrá un nuevo dueño. Una vez que la asamblea extraordinaria de asociados lo confirme (el 12 de abril), dejará de ser una cooperativa para transformarse en una empresa manejada por el grupo Adecoagro.
De esta forma, finalizará un largo proceso de crisis de uno de los íconos de la industria láctea argentina, uno de los sectores en los que el país es (o era) poderoso a nivel regional.
Si bien la compañía de Nueva Zelanda Fonterra fue la que en algún momento de las tratativas tuvo mayor progreso, al parecer la oferta de Adecoagro, empresa de origen argentino que hoy tiene sede central en Luxemburgo, fue la que más convenció a los cooperativistas. Fonterra es la primera exportadora mundial de leche y la cuarta productora del planeta.
También quedaron fuera de carrera la mexicana Lala y la gigante francesa Lactalis, esta última, según Statista, factura US$ 20 mil millones anuales y maneja marcas como Parmalat, Lactel y Celia.
En el mercado se estima que la operación será superior a los 330 millones de dólares, que es lo que había llegado a ofrecer Fonterra: Monto que fue desechado, según El Cronista.
SanCor es un botín valioso, no tanto por la situación de la empresa (hiper endeudada), sino por el posicionamiento en el país de su marca. Según el ranking Brand Footprint, el estudio de Kantar Worldpanel que identifica las marcas de consumo masivo más elegidas en cada país, la láctea está en la tercera posición entre todas las argentinas, sólo detrás de Coca-Cola y La Serenísima (2017).
La marca “rankea” muy bien y seguramente esto ha sido una de las claves en la negociación.