No se puede registrar cualquier marca, hay límites. Eso es lo que está queriendo decir la Unión Europea en la decisión de este jueves del Tribunal General. Se trata de un dictamen por el que impide a la cadena de restaurantes “La mafia se sienta a la mesa” registrar su marca.
Para el tribunal, el uso de la mafia como reclamo comercial por parte de una marca de la Unión Europea es contrario al orden público.
“La Mafia Franchises, nombre de la empresa española propietaria de la firma de comida italiana, con sede en Zaragoza y 42 locales operando en todo el país, no deberá, a priori, cambiar su denominación. No podrá, eso sí, inscribirla a nivel comunitario, lo que supone su total desprotección y la ausencia de exclusividad: en cualquier estado de la UE podrían utilizar distintivos similares sin asumir consecuencias legales por ello”, analiza El País.
Hay tres puntos que destaca el fallo:
- La marca remite a una organización criminal.
- Da de ella una imagen globalmente positiva.
- Banaliza los graves ataques que perpetra contra los valores fundamentales de la Unión Europea.
El origen del conflicto está en Italia, país donde las organizaciones denominadas mafiosas más golpearon (y lo siguen haciendo) durante décadas. Fue en 2015, cuando el Estado italiano presentó una denuncia contra el registro de la marca de restaurantes “por ser contraria al orden público y a las buenas costumbres”.
La Justicia italiana estuvo de acuerdo, por lo que la cadena llevó el reclamo a la Justicia de Europa. Pero perdió. Los jueces no le dieron la razón. “Puede provocar u ofender no sólo a las víctimas de dicha organización criminal y a sus familias, sino también a cualquier persona que se encuentre ante dicha marca”, dice el fallo del tribunal.
Si bien la justicia reconoce que la compañía española no ha querido ofender, sino “reproducir una atmósfera que evoca a la saga cinematográfica de El Padrino”, consideran que la existencia de libros y películas sobre la mafia no altera lo básico: “remite a una organización criminal que recurre, entre otras cosas, a la intimidación, a la violencia física y al asesinato a fin de ejercer sus actividades, que incluyen el tráfico ilegal de drogas y de armas, el blanqueo de dinero y la corrupción”.
Según El Mundo, tanto el Gobierno italiano como diversas asociaciones habían lamentado en numerosas ocasiones el uso de un nombre que frivoliza con una organización que ha causado tanto dolor en su país. Y ahora el Tribunal les da la razón.