Mucha de mi vida la hago con influencers, millennials, líderes de opinión de tribus urbanas y agentes de mercadotecnia. Así es mi vida. Nunca me aburro y cuando me aburro, me sacudo para salirme de mi curva de comodidad lo más pronto posible. Porque la curva de comodidad y el aburrimiento es una de las cosas más peligrosas para el pensamiento libre y creativo de los hombres y mujeres. Es preferible siempre volver a empezar y el caos que la comodidad de la mediocridad. Más que juzgar, lo que hago es agudizar mi sentido de observación. En la mercadotecnia, entre mejor observes, desarrollarás mejor tu capacidad de sensibilidad de los mercados de nicho.

Me quedo en mi mente y en mi disco duro con algunas conversaciones. Son como insights del mundo real y cotidiano que permean en mi identidad y la van construyendo y destruyendo al mismos tiempo todos los días. Porque la identidad es una oleada de preguntas y pensamientos de todos los días. Que nos hace perdernos más o encontrarnos mejor. Muchas veces es mejor perderse para encontrarse en realidad que creerse encontrado y perderse para siempre.

Ya traigo muy metida en mi mente la idea de que los influenciadores digitales muy pronto se convertirán en una gran oportunidad, pero al mismo tiempo en un problema clave para las nuevas generaciones y para las marcas en sí. Serán una gran oportunidad porque apuntalarán la humanización de las marcas, es decir, que las marcas contendrán su sentido humano, su ADN que cada día las hará más sensibles a las emociones y pensamientos humanos. Entre más humanas sean las marcas, se generará más sentido de empatía con los clientes finales y esto será siempre una buena noticia. Porque el fin principal de las marcas es encantar y enamorar a sus clientes y a sus prospectos todos los días. El gran problema que veo venir es que muchas marcas serán engañadas por falsos influenciadores digitales que aparentarán influenciar a muchos pero en la realidad, muchos de sus supuestos seguidores son falsos y comprados en línea. Y no sólo es un problema que los influencers compren seguidores falsos, es un mal ejemplo para nuevos usuarios de la vida digital. Hacen parecer muy cool la vida de un influenciador o vlogger digital, cuando la realidad es muy falsa. Hace poco, después de una conferencia sobre tribus urbanas que di en un universidad, se acercó a mi el dueño de una agencia de mercadotecnia y me comentó muy preocupado que para él era muy difícil contratar quien quiera trabajar de los Millennials y Generación Z porque ya todos -generalizó- quieren ser influencers en lugar de vivir experiencias offline y trabajar para ganar experiencia y fracasos, que muchas veces los fracasos son más formativos que cualquier éxito.

Hace poco tenía una reunión de trabajo con otro influencer que tiene 26 años y me dijo: “Paco, es tan fácil comprar seguidores en Instagram como boletos de avión en línea. Yo tengo en realidad 40 mil pero he comprado más de 50 mil…proyectar 90 mil seguidores me hace ver más fuerte ante las marcas y me contratan para promover sus productos más fácil…”. Es verdad muchos gerentes de mercadotecnia se van con la finta y contratan a influenciadores para publicitar a su marca y servicio, más por moda que por estrategia. En una comida la semana pasada con una chica que tiene más de 47 mil seguidores en su cuenta de Instagram, hablábamos de la honestidad de los Vloggers mexicanos y me enseñó la cuenta en Instagram que está descubriendo a muchos que compran seguidores falsos, se trata de mexicanfakeblogger, una cuenta mexicana en Instagram que se auto define como “calling out fakers” y que tiene varios manifiestos en sus historias como “ Si te autodenominas figura pública es muy probable que no seas figura pública…” lo que hace a diario es monitorear a figuras relevantes de la vida digital mexicana y con sus herramientas detectar subidas y bajadas sospechosas de seguidores en perfiles digitales de Vloggers o Bloggers mexicanos. Es una especie de cuenta de denuncia de figuras públicas falsas. De mentirosos digitales y de compradores compulsivos de seguidores para sus perfiles de Intstagram, ¿Quién está detrás de esta cuenta? ¿Es quizá una agencia de mercadotecnia digital? ¿Un influencer fracasado? Pues sea lo que sea, está denunciando a mucha gente y causando incomodidad y ronchas a muchos falsos profetas. La moraleja aquí es saber con quién te asocias como marca, ten cuidado por que el que perece tu principal amigo, puede ser tu principal enemigo en realidad.