La máxima categoría del automovilismo, la Fórmula Uno ha sido en diversas ocasiones como un canal para promocionar un lanzamiento o activaciones de productos o servicios. Siendo lo más común alterar la gama de patrocinadores de un monoplaza para incrustar una marca durante un fin de semana.
Sin embargo, han habido ocasiones en las que los actos de promoción van más allá de una pegatina; el último episodio de este tipo se dio en Silverstone, el Gran Premio del Reino Unido sirvió de manera efectiva para realizar el anuncio del estreno en Europa de Cars 3, la serie de películas animadas que cuenta la historia del “Rayo McQueen”; para ello, se habilitó un box en el que estuvieron los protagonistas de la entrega.
La relación entre el séptimo arte y el deporte motor tiene sus antecedentes, ejemplo de ello es la publicidad de la película Star Wars que apareció en la escudería Red Bull durante el Gran Premio de Mónaco en 2005, un año después pasaría lo mismo pero ahora con la cinta de Superman. O Lotus y su promoción de la cinta Mad Max de 2015.
JUST IN: Star Wars, RedBull RB1, David Coulthard, Monaco 2005, 1:18 Minichamps. Amazing conversion, MIB #StarWars #RevengeOfTheSith #MayTheForceBeWithYou pic.twitter.com/vRlrlUu9Oc
— The Signature Store (@Signature_Store) 18 de diciembre de 2017
Lotus F1 creates Mad Max inspired car using Roland DG printers https://t.co/h9i9DJLfAT #3dPrinting #GrahamSigns pic.twitter.com/EKGOQev3TU
— Graham Signs Ltd (@grahamsigns) 14 de septiembre de 2017
La mayoría de estos actos se realizaron en el circuito callejero de Mónaco, la cita de mayor glamour en la parrilla, por ende, una de las más seguidas por los espectadores y aficionados a este deporte; y es que, debido a lo estrecho de la pista, las protecciones y el límite al que van los pilotos, resulta atractivo para todos los jugadores de la Fórmula Uno.
El ejemplo que veremos a continuación también sucedió en Mónaco durante 2004, y tuvo como implicados a la escudería Jaguar, a la producción de la película Ocean’s Twelve y a la firma de diamantes Steinmetz. El monoplaza tenía para aquella ocasión especial el nombre y elenco del filme, no obstante, debido a que se trata de la excentricidad del circuito estrella de la categoría reina, se decidió incorporar a los autos una pieza más, algo sumamente distintivo, un diamante.
Sin embargo, colocar este tipo de productos en el circuito más complicado de la competencia no fue para nada una buena idea, y no tiene que ver con afectaciones a la aerodinámica o al peso, distribución o visibilidad, sino que en esta carrera, las posibilidades de un accidente son prácticamente del 100 por eso, y eso fue precisamente lo que pasó.
A pesar de que en su momento no se pudo precisar el precio de cada uno de las incrustaciones, se estimaron costos en un rango de los 100 mil a los 300 mil dólares. El fin de semana fue de autentica pesadilla para la escudería y para el patrocinador, durante los entrenamientos, el motor de Mark Webber se rompió por lo que tuvieron que utilizar el extintor, a su vez, el coche de Cristian Klien fue a dar contra las protecciones así como el del tercer piloto.
Al llegar el día de la carrera, pasó lo inevitable, Webber partió desde la posición once y no tuvo problemas; sin embargo su coequipero, Klien rompió su alerón seis curvas después, al pasar por Mirabeu (curva 5) se comió al Jordan de Nick Heidfeld, por lo que en Loews con el alerón atascado en dirección no pudo girar y se fue directo con las protecciones.
Derivado del accidente el diamante desapareció, no se sabe sí como producto del golpe se haya hecho destruido, que lo haya encontrado un comisario o que se haya caído desde antes y otra escudería lo haya recuperado. No conforme con esta situación, el director de comunicación de Jaguar en aquel entonces remató el momento diciendo que a pesar del pobre resultado, dejaron huella en Mónaco.
Aún con este inconveniente, la firma de diamantes Steinmetz lo volvería a intentar y colocó las piedras preciosas de nueva cuenta en un equipo, pero en esta ocasión aprendió la lección y los puso en los cascos.
