Por Daniel Granatta
Twitter @danigranatta
Llevo unos dĆas como GastĆ³n Pauls en la pelĆcula āNueve reinasā (no sĆ© si la han visto, pero es muy recomendable), en la que, interpretando a un timador mĆ”s o menos simpĆ”tico, intenta quitarle dramatismo a muchos de los silencios incĆ³modos que sus acciones generan mediante la pregunta de si la gente de alrededor recuerda el nombre de un antiguo tema de Rita Pavone. Y como digo, asĆ llevo yo unos dĆas porque nunca consigo recordar el nombre del tema original del que deriva ese tema, tan de moda ahora en antros por todas partes, de tĆtulo āWe no speak americanoā:
El tema original resulta llamarse āTu Vuo’ Fa’ L’Americanoā, de Renato Carosone, pero nadie se acuerda ya del mismo. Pero si no hubiera sido por la nueva versiĆ³n tampoco nadie lo hubiera sacado a colaciĆ³n; quĆ© interesante forma de generarle valor a algo cuyo brillo desapareciĆ³ hace tiempo. Y no es de ahora este fenĆ³meno, porque a ver, ĀæquiĆ©n no recuerda el famoso āIce Ice Babyā de Vanilla Ice sonando sobre el ritmo original de āUnder Pressureā, de David Bowie?
El caso es que, mientras corrĆa el otro dĆa sobre una cinta caminadora del gimnasio al que suelo acudir, me di cuenta, de repente, de que la mĆŗsica con la que amenizan el ambiente en dichos lugares es esencialmente idĆ©ntica a la mĆŗsica que uno se puede encontrar, posteriormente, por las noches, yendo de fiesta, y me dio mucha tristeza. O bueno, no tristeza, mĆ”s bien me entrĆ³ la duda de ese lugar comĆŗn que dice que la mĆŗsica genera momentos que son Ćŗnicos e irrepetibles, de lugares, personas, etc. Pero aquĆ, en cambio, David Guetta nos sirve tanto para levantar pesas como para amenizar cualquier sesiĆ³n de entretenimiento nocturno entre cuatro paredes, lo que me dejĆ³ pensando en que hace cuarenta aƱos las listas de Ć©xitos tenĆan a los Beatles o Jimi Hendrix, y hoy tenemos a los “David Guettas” y “Justin Biebers” de turno, y entonces, dentro de cuarenta aƱos nadie se acordarĆ” de Jimi Hendrix, sino de Justin Bieber, y el pensamiento de ese ālegadoā me atormenta un poco… pobre gente del futuro.
Entonces, sobre esa premisa, de repente le empecĆ© a ver un lado divertido al remix como forma de rescate, podrĆa resultar que a un abuelo y a un nieto les gustara el mismo tema, simplemente con el aƱadido, para el Ćŗltimo, de un beat que lo hace mĆ”s digerible para Ć©l, pero que si tiene el suficiente interĆ©s le harĆ” sumergirse en buscar mĆ”s sobre Renato Carosone. Y de ahĆ, y las orquestas, puede que se interese por Glenn Miller, y puede que de ahĆ se interese por el jazz, y llegue a interesarse por ello a raĆz de un remix discotequero. QuĆ© buen viaje, extraƱo, pero posible, conocer las partes a partir del todo, y eso sĆ me gusta mucho.
O como por ejemplo, con este vĆdeo de Don PimpĆ³n, uno de los personajes mĆ”s reconocidos de āPlaza SĆ©samoā en EspaƱa, que cuenta con esta versiĆ³n del āAround the worldā de Daft Punk en YouTube:
Lo interesante, para mĆ, que crecĆ en los 80’s, es que conecta algo de mi infancia (y que normalmente ya no me interesarĆa ver) con algo de mi adolescencia (Daft Punk), en un vĆdeo que, divertido, sigue el mismo ritmo que el original de Michel Gondry, y es la mezcla la que incrementa mi atenciĆ³n, no las partes por separado. Y en este caso, para los que vamos del pasado hacia el futuro (al revĆ©s que ese niƱo que va desde el antro a Glenn Miller) es una buena forma de reconectarnos con los nuevos contenidos que no conocemos y con los que ahora se remezclan fragmentos del pasado. Y es una buena forma, a lo mejor, de conectarse con el futuro, tan absorbidos como estamos ahora de velocidad y saturaciĆ³n de informaciĆ³n, el remix como filtrado necesario.
Por eso es interesante el remix, quizĆ”, como mĆ©todo de conocimiento y aprendizaje. Y justo eso es lo que querĆa contarles antes de recomendarles que vean este fantĆ”stico documental de tĆtulo āRIP! A Remix manifestoā, que trata precisamente sobre eso, sobre el remix como una forma de rehacer la cultura, algo de lo que deberĆan estar pendientes todos los responsables de marcas de MĆ©xico y del mundo.
Si cada vez es mĆ”s y mĆ”s global y dispersa la atenciĆ³n de la audiencia de la publicidad, ya no tiene sentido intentar llegarles a travĆ©s de mensajes (pretendidamente, pretenciosamente) brillantes pero unidireccionales y repetidos hasta la extenuaciĆ³n; mejor serĆa intentar metamorfosearse e integrarse como parte de la cultura, para que yendo hacia adelante o hacia atrĆ”s en ese camino de aprendizaje referido uno se encuentre a esa marca y su discurso por interĆ©s. O sea, hacer de esas marcas la respuesta a una pregunta que alguien se hizo, en vez de ir persiguiendo āconsumidoresā en modo de bĆŗsqueda y captura. O bueno, eso creo, porque es lo que a mĆ me gustarĆa.