El mercado de enormes compañías de internet, nos hace dimensionar su crecimiento a detalle, ya sea por la innovación que ofrecen y los ingresos que registran que los ha convertido en compañías sumamente poderosas, al grado de convertirse, como en el caso de Amazon, un sitio de comercio electrónico, en la marca más valiosa del mundo.
Cifras del estudio Global 500 elaborado por Brand Finance, convirtió a Amazon en la marca más valiosa del mundo al registrar un crecimiento anual de 42 por ciento y una valoración de 150 mil 800 millones de dólares.
Al ser grandes corporaciones con presencia mundial, la tributación que hacen en cada una de estas entidades tecnológicas se convierte en un tema serio, sobre todo cuando los gobiernos de los países en que tienen actividades buscan regularlas, lo que resulta complejo al considerar los brazos legales con que están armadas estas firmas o contar con argumentos como el hecho de que sus oficinas se encuentran en Estados Unidos.
En España, la subdirectora general de Fiscalidad Internacional del Ministerio de Hacienda, María José Garde, propuso un “impuesto temporal” con el que se busca mayor regulación tributaria y no solo eso, se podría establecer una norma que de pie a nuevas estructuras que determinen el dinamismo de la economía digital.
Europa se ha convertido en un fértil escenario en el que se han intentado implementar todo tipo de regulaciones en contra de compañías tecnológicas, esto debido a la operación de las compañías que en algunos casos ha sido de manera arbitraria.
En 2016, Google enfrentó en Europa una fuerte sanción económica, cuando fue investigada por acuerdos con fabricantes de dispositivos móviles y operadores, que los obligaba a la instalación exclusiva de sus aplicaciones.