A principios del año pasado, Ford Motor Company decidió cancelar una inversión de un millón 600 mil dólares que estaban destinados a la elaboración de una nueva planta en San Luis Potosí, México, lo que marcó el destino de la compañía durante 2017.
El contexto era que la empresa había cedido a las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y entonces se preveían repercusiones en la reputación de marca de la firma, y por tanto, en la economía.
Poco después, el valor de las acciones de la compañía estadounidense cayeron 19 por ciento en el periodo comprendido entre enero y agosto del presente año.
Entonces la automotriz reconoció que el camino elegido probablemente no fue el mejor para sus intereses en México y decidió hacer lo contrario a sus movimientos a inicios de año, trasladaría la producción de un automóvil crossover eléctrico de Michigan, Estados Unidos, a Cuautitlán Izcalli, Estado de México, entre otros movimientos.
Sin embargo, al final sus movimientos derivaron en un 2017 con pérdidas. Desde El Universal reportan una caída del 17.7% en sus ventas en México, respecto al año previo, con 81 mil 698 unidades colocadas.
Ford cayó del sexto al octavo lugar por volumen de ventas y un analista consultado por la fuente, dijo que la cancelación de la planta a inicio de ese año afectó el desempeño en ventas, además de otros factores económicos y políticos.
Mal en México, ¿en Estados Unidos?
Luego de apostar por la economía estadounidense se esperaría que en el país vecino le fuera bien a la automotriz, pero desde EFFE reportan que sus ventas cayeron un 1.1 por ciento para quedar en 2.586.715 vehículos.
Ford dijo que las ventas de automóviles totalizaron 595.390 unidades mientras que las de todocaminos SUV fueron 867.909 y las de camionetas pickup y furgonetas ascendieron a 1.123.416 unidades.