Aunque hay varios estudios señalan que tomar una siesta durante el día ayuda a reparar la energía que se va perdiendo durante el día o le da un escape al estrés de las actividades, un reciente informe parece desmentir ese dicho.

Matthew Walker, profesor de neruociencia y psicología de la Universidad de Berkeley, señala que las siestas pueden ser una espada de doble, filo porque mientras estamos despiertos durante el día aumentamos la somnolencia o la presión del sueño para dormir más rápido por la noche.

Y cuando dormimos, realmente liberamos esa somnolencia, casi como una válvula en una olla a presión, de modo que nos despertamos a la mañana siguiente sintiéndonos refrescados.

“Si tomas una siesta durante el día, especialmente si la tomas demasiado tarde en la tarde, en realidad liberará algo de esa somnolencia y hará que sea mucho más difícil quedarse dormido y permanecer profundamente dormido durante toda la noche”, señaló el especialista en una entrevista realizada con Business Insider.

El especialista y autor del libro ¿Por qué dormidos? (Why We Sleep) señaló que “desafortunadamente” las siestas no ayudan a librar las deudas de sueño que vamos generando al desvelarnos.

“El sueño en realidad no es como el banco. No puede acumular una deuda y luego esperar pagarla en algún momento posterior. Entonces dormir es un evento de todo o nada en ese sentido. Por lo tanto, no puedes dormir poco durante la semana y luego quedarse dormido durante el fin de semana”, señaló Walker.

De acuerdo con el especialista, los seres humanos son la única especie que deliberadamente se priva del sueño sin razón aparente. Y eso significa que la madre naturaleza nunca tuvo que enfrentar el desafío de la privación del sueño durante el curso de la evolución y, por lo tanto, nunca tuvo que idear un mecanismo de red de seguridad que supere una deuda de sueño.

Sin embargo, el catedrático de Berkeley señala que de haber una “siesta ideal” depende de lo que quieras de ella. Las diferentes etapas del sueño en realidad le brindan diferentes tipos de beneficios para el cerebro y el cuerpo, por lo que no deben ser más largas a 40 o 50 minutos.

El especialista señala que debemos tratar de evitar las siestas a última hora de la tarde para que se despierte al menos después de terminar la siesta y aún tenga tiempo suficiente para aumentar la somnolencia y la presión del sueño para que podamos conciliar el sueño durante la noche.

La falta de descanso puede producir problemas gástricos, incremento del apetito y desequilibrio en el rendimiento, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la falta de sueño provoca la reducción de los reflejos, la capacidad de concentración disminuida y problemas de apetito y gástricos.

Estas consecuencias alteran el funcionamiento general de nuestro organismo, además de aumentar el riesgo de accidentes en la vida cotidiana y ocasionar un desequilibrio en el rendimiento.

La OMS recomienda la actividad física todos los días en la mañana o a primera hora de la tarde, entre otras cosas como:

• Actividades placenteras que exijan atención total.
• Dormir y despertarse todos los días a la misma hora.
• Salir de la cama y no volver a acostarse hasta la hora de irse a dormir.
• Evitar ingerir alimentos que den sueño y comidas pesadas durante el día.