México se convirtió en un territorio complicado para ejercer el periodismo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) quien recientemente publicó un conteo de los periodistas que han fallecido a causa de homicidio entre 2012 y 2016.

De acuerdo con el organismo, durante el lapso referido, en el país 37 periodistas perdieron la vida a consecuencia de su labor, sólo por debajo de Iraq con 46 y de Siria con 86; a su vez, Somalía presentó 36 periodistas fallecidos, el top cinco lo cierra Pakistán con 30.

Por su parte, en el periodo referido, en Brasil fueron asesinados 29 periodistas, Filipinas 29, Yemen 21, Afganistán 20, Honduras 19 y la India con 18 periodistas que fueron víctimas de homicidio.

Al tiempo que, hasta octubre de este año, se tenía reporte de 11 periodistas que fueron asesinados, la mayoría de ellos, cubrían la fuente policíaca; al interior del país, Veracruz es el estado donde más delitos de este caso se han suscitado.

Asimismo, según la Fiscalía para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, de julio de 2010 al 31 de diciembre de 2016, se registraron 798 denuncias de agresiones contra periodistas. De ese total, 47 fueron por asesinato, al tiempo que únicamente se tiene registro de tres sentencias condenatorias, una en 2012 y las otras dos en 2016; mientras el 99.7 por ciento de las agresiones no han recibido sentencia.

Estos datos repercuten en la marca país México, ya que no existen las garantías para desempeñar una tarea, algo que daña la imagen y reputación de las instituciones nacionales tanto al interior como al exterior del país; lo que deriva en que se reduzcan las inversiones y entrada de capital a ciertos estados o zonas del territorio.

Además de que esto también deriva en que oficinas de turismo o de seguridad de otros países emitan mensajes en los que quede de manifiesto el peligro que significa viajar al país.

Por tal motivo, el estado debe ser capaz de garantizar la seguridad de quienes laboran dentro de los medios de comunicación, así como de las habitantes y visitantes en las diversas regiones de México. Los niveles de inseguridad son preocupantes y ante ello, no hay campaña de promoción que logre ser efectiva.

De igual forma, la capacidad de justicia en estos casos, al igual que en los demás crímenes, derivará en que el imaginario colectivo crea en sus instituciones, lo que se traduce en mayor consumo e identidad por parte de las personas.