La industria del pan tiene un valor de 461,000 millones de dólares a nivel global y sumó hasta 277,000 empresas durante el 2015 de acuerdo con la consultora IBISWorld.
En México, comer pan forma parte de los hábitos alimenticios de la población. Muchos de los platillos llevan o se acompañan con algún producto panificado. De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (CANAINPA) el consumo per cápita asciende a 34 kilogramos al año. El consumo de pan blanco representa hasta el 75 por ciento del total, el resto se divide entre pan dulce, pastelillos, etc.
La industria panificadora tiene un valor de 6,500 millones de dólares en México. De acuerdo con un reporte estadístico de la Cámara Nacional de la Industria Molinera de Trigo (CANIMOLT) hacia el 2016 se reportaron 59,659 negocios relacionados con los productos panificados. Y se estima genera hasta 460,000 empleos formales.
El 91 por ciento de la industria panificadora está representada por negocios de producción artesanal, lo que conlleva una fuerte demanda de mano de obra. De esta manera, las panaderías se convierten en la tercera fuerza empleadora de mano de obra en México, después de la construcción y el sector automotriz.
A partir del año 2014, con la implementación del Impuesto Especial para Productos y Servicios (IEPS) que ha aumentado precios en ciertos productos, el volumen de ventas de pan dulce ha disminuido en un 5 por ciento. Sin embargo, el consumo general de productos panificados continúa incrementando.
Actualmente vivimos en una sociedad más informada. El mercado es más exigente con el contenido nutricional de alimentos y bebidas al momento de consumir. Sin embargo, el sector panadero ha sabido mantenerse en pie al ofrecer una gran variedad de productos. Hoy forma parte del consumo básico de millones de hogares y fortalece la economía.