La complicada situación que se vive en el ámbito económico de Venezuela representa un serio problema para la población en ese país debido al incremento en los precios de primera necesidad, sin embargo, este panorama significa un área de oportunidad para un sector.
Datos de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) refiere que hasta el es de noviembre, la nación sudamericana alcanzó una inflación acumulada de 1,369 por ciento, esto en una estimación conservadora; en cuanto a lo proyectado para la totalidad de 2017, se considera termine en un rango del dos mil al 2,100 por ciento.
Debido a esto las imitaciones de los productos provenientes de China resultan ser una de las mayores opciones para el consumidor venezolano, por lo que las marcas “Hoed & Shouders”, “Max Quottro”, “Aluays” o “Yahnsan” significan una competencia a las firmas originales.
Según un reporte de Bloomberg, en Venezuela un shampoo de Head & Shoulders tiene un costo de 118 mil bolivares, en tanto, la imitación china vale 38 mil unidades; por lo que este tipo de mercancías representa una posibilidad de consumo por parte de la población, ya que los productos originales, mayormente procedentes de Estados Unidos, no se pueden comprar.
Además de que el nombre resulta ser similar; la imagen, tipografía y estructura en los envases, recipientes o contenedores son iguales, por ello, de simple vista parece ser un producto de marca, pero se trata de una imitación.
De acuerdo con la publicación, infringir la propiedad intelectual de compañías como Johnson & Johnson o Procter & Gamble, los casos legales pueden ser difíciles de seguir en países en desarrollo como Venezuela.
La fama de los productos de imitación o también denominados falsificaciones pueden llegar a ser mejores que los artículos genuinos, lo que complica los esfuerzos para eliminarlos, indicó el fundador de Alibaba, Jack Ma.
Según Ma, las marcas globales han confiado demasiado tiempo en China, así como otras bases de manufactura de bajo costo con el objetivo de aumentar margenes de ganancias que han provocado que esas mismas fábricas crean sus propios productos y los comercializan a través de múltiples plataformas.
Es por ello que, al menos en el caso de Venezuela y sus complicaciones financieras, este tipo de productos se vuelven ganadores de una situación compleja y no favorable. En el caso de las marcas originales, deberán de cambiar el modelo de negocio y emplear diferentes promociones para volver a competir en esa región, u optar como otras industrias a dejar el país y buscar nuevos horizontes.