El planeta se está sobrecalentando. En eso no hay discusión. La minería a cielo abierto, la extracción de petróleo mediante el proceso llamado fracking, el desmonte y la fumigación indiscriminada afectan cada vez más al medioambiente y el proceso se está volviendo irreversible. De esto, tampoco hay demasiada discusión.
Sin embargo, a la hora de enfrentar estas cuestiones, la solución para los gobiernos locales no aparece como muy sencilla. ¿Por qué? El empleo. O, en realidad, por el desempleo que provoca el cierre de una mina de plata, la clausura de una planta o, como en el ejemplo que veremos en este artículo, la prohibición de que los supermercados entreguen bolsas plásticas a sus clientes.
En Argentina, distintos gobiernos municipales comenzaron, desde hace dos o tres años, a prohibir que los súper e híper mercados entreguen estas bolsas de forma gratuita, con la idea de reducir la contaminación ambiental derivada de la proliferación de aquéllas en las calles y basurales.
Con mayor o menor éxito, la disposición se ha venido cumpliendo. Sin embargo, cuando la crisis económica golpea y el nivel de desempleo aumenta en Argentina, surgen voces que encienden una alerta: “Fabricantes de bolsas plásticas dicen que hay 700 despidos por la prohibición en supermercados”.
El titular del medio online iProfesional refiere a un informe de la Cámara Argentina de la Industria Plástica que dice que este tipo de leyes han sido “un duro golpe para las empresas que fabrican las bolsas, que sufrieron una pérdida económica de 210 millones de pesos (US$ 11 millones)”. Y lo peor: “afirman que tuvieron que despedir a 700 empleados directos, pero que en realidad la medida afectó a 2.400 trabajadores involucrados en toda la cadena de producción”, detalla el medio.
Según el análisis de la entidad, en todo el país disminuyó el empleo en el sector fabricante de bolsas plásticas un 24% y hubo una caída de las horas extras y de los turnos de trabajo. También dice que “si esta situación continúa, la totalidad de los 10 mil empleos ocupados en los productores de bolsas y film podrían verse afectados”.
Fabricantes de bolsas plásticas dicen que hay 700 despidos por la prohibición en supermercados https://t.co/q1EFn8tBtA pic.twitter.com/0jetJLaWPn
— iProfesional (@iProfesional) 29 de noviembre de 2017
El tema es debate en distintos lugares de la región. En Chile, por ejemplo, desde el viernes 17 de noviembre pasado, rige la restricción en la entrega de bolsas plásticas en los supermercados de la comuna de Las Condes, en Santiago. “Esta ordenanza contempla la entrega de sólo tres unidades y se espera que para mayo de 2018 se eliminen en su totalidad”, publicó La Tercera.
Esa comuna es la que más bolsas plásticas consume: unas 250 millones al año.
Juntos, podemos ayudar a descontaminar el planeta. Desde hoy los supermercados de Las Condes solo entregarán 3 bolsas plásticas. Para motivarte, regalaremos 1 bolsa reutilizable por hogar. Pronto informaremos cómo será la entrega. ?♻️ pic.twitter.com/wcjvv65cwQ
— Las Condes (@Muni_LasCondes) 17 de noviembre de 2017
En el Congreso chileno, además, hay un proyecto de ley que busca prohibir el uso de estas bolsas en todas las zonas costeras del país.
¿Solución?
No es fácil encontrar un punto de encuentro entre ambos temas: la prohibición de determinados productos conlleva, inexorablemente, al cierre del negocio de fabricarlo. Sin embargo, antes de implementar medidas como estas (repito: antes), gobiernos, empresas, sindicatos y organizaciones medioambientales deben buscar juntos (repito: juntos) una solución para quienes se quedarán sin trabajo.
Una forma sería entregar créditos o subsidios para que el fabricante de bolsas plásticas comience a producir bolsas reutilizables, por ejemplo. Pero hay que buscar la solución antes de que el problema estalle en las manos de la empresa y en el empleo de los trabajadores.