“¿Es el Bitcoin la mayor burbuja financiera del planeta?”, le preguntó El País a Kenneth Rogoff, profesor en la Universidad de Harvard y economista jefe del Fondo Monetario Internacional entre 2001 y 2003. La respuesta fue categórica: “El precio a largo plazo de criptomonedas anónimas como el Bitcoin es, probablemente, próximo a cero”.
La respuesta de Rogoff llega en momentos en que la criptomoneda no para de ser noticia en el mundo por su elevado ritmo de crecimiento en la cotización. Tanto, que este lunes alcanzó los 9.600 dólares.
“La moneda virtual cotizaba en la rueda del lunes a más de 9.600 dólares, superando incluso el récord alcanzado el día de Acción de Gracias y la fiesta del consumo del Black Friday”, informó la CNBC.
De acuerdo con CoinDesk, el Bitcoin subió más de un 8% y alcanzó los 9.660 dólares.
Y esto no es todo, según Coinbase, la criptomoneda registró 100.000 nuevas cuentas entre el miércoles y el viernes del Black Friday, alcanzando un total de 13,1 millones.
$btc lunes 27 de noviembre y #bitcoin bordeando los 10k. Se aproxima una posible corrección ya que 10k es un buen nivel psicológico o $btcusd romperá está resistencia con mucha facilidad? #Criptomonedas #cryptocurrency pic.twitter.com/7gRzAdo3L2
— Ramiro (Mundo Trading&Book) (@ramTraderBook) 27 de noviembre de 2017
En este contexto, volvamos a las declaraciones de Rogoff, que auguran un futuro menos prometedor que el brillante presente del Bitcoin. Para el economista, sólo “existe un potencial real para aquellas [criptomonedas] que sean rastreables y que pretendan competir con las tarjetas de débito y crédito”. Y advirtió que “la regulación gubernamental tendrá mucha influencia a la hora de decidir quiénes son los ganadores y los perdedores”.
Para el ex economista del FMI, “si uno analiza la historia de las divisas, la dinámica habitual es que el sector privado sea el que primero innove, sin embargo, llega un momento donde entra en juego la regulación de los gobiernos. Estos no pueden permitir que haya criptomonedas anónimas a gran escala porque dificultaría mucho recaudar impuestos y hacer cumplir las leyes y la regulación”. Según explicó, “a las administraciones gubernamentales les resulta imposible impedir del todo que la gente comercie con ellas, pero sí pueden provocar que resulte virtualmente imposible emplearlas en comercios, negocios o transacciones bancarias”. Y eso hará que baje su precio.
Por otra parte, ¿podría haber un colapso financiero mundial por las Bitcoin en baja? Rogoff dice “absolutamente no”. Explicó que “los gobiernos tienen mecanismos suficientes para lidiar con ella”, aunque “por el momento, van por detrás de la carrera tecnológica”.
Asimismo, analizó que si bien las criptomonedas no serán todo lo que hoy prometen, “la blockchain ofrece la posibilidad de más seguridad y es probable que sea adoptada por una amplia gama de plataformas”.
Y unas palabras muy duras para Japón y la decisión de abrirle la puerta al Bitcoin. “Lo que ha hecho Japón resulta insostenible. Cree que transformando el Bitcoin en una moneda de curso legal puede convertirse en el centro de las fintech y evitar su lento declive frente al auge de China. Lo más probable es que conviertan al país en un vértice mundial del lavado de dinero. La suiza de las fintech”, dijo Rogoff, confiado en que otras naciones forzarán a Japón a abandonar la idea.
Bitcoin y la energía
La mayor parte de la cobertura mediática ha dejado de lado una de las consecuencias más imprevistas del aumento de esta criptomoneda: crecimiento del consumo de electricidad global utilizado para “minar” más Bitcoins.
De acuerdo con el índice de consumo de energía Bitcoin de Digiconomist, el domingo 26 de noviembre de 2017, la electricidad demandada anual para procesar los Bitcoins es de 30,13 TWh, esto es un 31% más que los 22,50 TWh que se necesitaban anualmente hasta el 24 de octubre.
Según PowerCompare, los 30,13 TWh equivalen al 0,14% del consumo total de electricidad global.
