El iPhone X resultó todo un éxito para Apple, quien no para de cosechar triunfos, los cuales se verán reflejados en las ventas, ya que en lo que queda de 2017 se prevén 20 millones de unidades vendidas y más de 120 millones para 2018. Según TrendForce, la compañía oriunda de Cupertino, California, tendrá una participación en el mercado global de smartphones de 19.1 por ciento en el último trimestre de 2017.
A días del lanzamiento del iPhone X, ya comenzaron a surgir las primeras observaciones, como los cuestionamientos sobre la efectividad del Face ID, donde incluso hay versiones de que el detector facial puede ser engañado con una máscara. Otros señalamientos apuntaron a que un solo sensor 3D fue “insuficiente”.
Una de las primeras acciones de la compañía es agregar otro sensor 3D, que se integraría al existente en la parte frontal que sirve para identificar la cara de una persona. De acuerdo con Fortune, Apple agregaría un segundo sensor 3D para las futuras versiones del iPhone X que se lanzarían en 2019.
Concretamente, un segundo sensor 3D mejoraría la funcionalidad con productos de realidad aumentada que podría superponer objetivos virtuales en el mundo real. Al parecer, los rayos láser crearían un mapa 3D de lo que hay alrededor del smartphone.
De acuerdo con Bloomberg, el sensor trasero es más avanzado porque utiliza una tecnología de emisión de láser diferente para capturar información. Es probable que ese avance sea la razón por la que Apple no podrá obtener la función más avanzada en un iPhone hasta 2019.
El anuncio se da después de que la compañía revelada que trabaja en un casco de RA que podría lanzarse en los próximos años. Además, Apple estaría trabajando en un nuevo sistema operativo, exclusivo para realidad aumentada.