En los titulares de los medios digitales e impresos suelen tener eco las noticias que son sobre violencia o políticas, no obstante, denominadas “negativas”, que aunque tengan una finalidad informativa, suelen generar estrés y miedo entre la ciudadanía que lee los medios. Ante esto, psicólogos tienen una serie de recomendaciones.
Un análisis de psicólogos para Quartz Ideas refiere que cuando no se procesan las malas noticias correctamente se generan sentimientos de depresión y hasta fatiga, así como pérdida de empatía, aspecto clave para asociar experiencias, conocer personas y tolerar lo diferente.
Y es que la empatía lleva a los lectores a centrarse en las causas que benefician a unos pocos, en lugar de un grupo más grande. Una de las soluciones es auto-forzarse a sentir empatía, comprendiendo que la empatía es un defensor de la “compasión”, ya que la motivación no debe ser “sentida” o con apego extremo, sino una preocupación moral por el bienestar de los demás.
Para los psicoanalistas, un lector de nota roja debe tener cuidado en no proyectar sus propias experiencias emocionales de cara a una tragedia, o caerá en el error de “sobreproyectar”, lo que culmina en algunos casos en atraer personas y brindarles un exceso de ayuda, como si las personas no tuvieran los recursos, aunque quizá solo sea un mal momento, lo cual puede conducir a la “fatiga de la compasión”.
La “fatiga de la compasión” es cuando las personas ponen primero el bienestar de los demás, antes que el suyo, aunque sobrepase sus propios recursos, lo cual puede llegar a niveles peligrosos, mientras que este tipo de sensaciones son las responsables de la mayor difusión de las noticias falsas, las fake news, por el simple hecho de ser trágicas, lo que las lleva a ser compartidas sin ser antes investigadas.
Entre otras recomendaciones está un “plan estratégico”, que consiste en una correcta higiene de sueño, actividad física, convivencia con entornos naturales, y conectarse con otros.
Concretamente, la recomendación es acercarse a las noticias desde una postura activa y no pasiva, es decir, buscando estar mejor informados sobre el mundo para poder tener una actitud estratégica sobre cómo enfocar nuestra energía, lo cual es en esencia, canalizar correctamente el arrojo que produce la ira.