Es común que muchas empresas implementen el tradicional “Viernes Casual”, pero vale la pena revisar si esa estrategia es la adecuada a sus objetivos. Por un lado, podrías considerar que es una manera de darle libertad a los colaboradores, pero si no aplicas ciertos lineamientos, en realidad podrías estar perdiendo dinero. ¿Quieres hacer una prueba?
El viernes revisa como después de mediodía los teléfonos suelen timbrar más de tres veces, antes de ser contestados. Los correos que llegan después de las 13:00 Hrs… “Bueno, esos los dejamos para el lunes, al fin que ya ahorita no queda tiempo para darle seguimiento” (¿No queda tiempo? Por dios, ¡es la una de la tarde!).
Y como ésta es la mentalidad del “viernes casual”, porqué no, “mi imagen también puede ser relajada”. Solemos considerar que el viernes es para usar jeans y camisa desfajada.
En mi apreciación, no es que esté en contra de la mezclilla, pero para una empresa de carácter ejecutivo, definitivamente no es lo apropiado.
Las chicas por su parte suelen pensar que, para ya estar listas para “el after”, de una vez usan sus sandalias de noche, creyendo que nadie volteará a ver sus tacones de aguja de 12 cm.
Para ser óptimos, congruentes y coherentes con el viernes casual y nuestra empresa, hay que entender primero, cuál es la proyección necesaria que queremos establecer; reconocer cuáles son los valores que tiene tu empresa, hacia donde se quiere dirigir y que quiere reflejar a sus clientes.
Por lo general, cuando me encuentro con empresas de alto nivel y que trabajan en su marca personal, lo que es un acierto, es cuando deciden utilizar, en el caso de los hombres, un pantalón de vestir con una camisa de manga corta, fajada y mocasines, siempre con calcetines.
En temporadas o en estaciones cálidas, se puede sustituir el pantalón de vestir por uno de tipo gabardina, generando un look casual sin perder jerarquía y si además lo requieres, el saco puedes cambiarlo por una chamarra casual.
En el caso de las mujeres, el gran dilema está en la gran versatilidad que se tiene. Para entender el criterio, lo recomendable es considerar los siguiente: No es apropiado las faldas demasiado cortas, escotes reveladores, ropa rota o demasiado entallada, y mantener los zapatos con una imagen profesional. En definitiva, tener en claro que se va al trabajo y no de fiesta. Con esto me refiero a que pueden ser zapatos de piso o de tacón mediano pero sin llegar al extremo.
Por otra parte, en todos los casos, tanto tu comportamiento como tu comunicación deben seguir siendo consistentes; relajar tu vocabulario o tener una conducta de desfachatez provocará una mala percepción de ti, independientemente de tu imagen. Debes considerar que siempre que estés en el ámbito profesional, es inadmisible este tipo de conductas.
Recuerda que tu marca personal es lo que genera tu máximo valor y no puedes desgastarlo dejando de ser coherente.
¿Ahora puedes entender que no solo es como te vez, sino como se actúa?
Ante un ambiente relajado, la actitud y sobre todo la productividad se ven enormemente afectadas. La improductividad genera grandes pérdidas y todo por un concepto mal entendido.
No estoy en contra de que haya un día donde se pueda vestir más casual en la oficina. Incluso, hay diversos estudios donde se revela que las empresas que tienen bien establecido lo que SÍ y lo que NO se puede utilizar, han encontrado un grato recibimiento, dando como resultados empleados más contentos y comprometidos.
Entonces, yo te pregunto ¿Qué pasa los viernes en tu empresa? Y más aún, ¿Cuál es el costo real del viernes casual?